28 de marzo 2022 - 00:00

Charlas de quincho

Acto por dos. Mientras Alberto Fernández se recluía en el CONICET junto a organizaciones de DD.HH., La Cámpora movilizó por el centro.

Acto por dos. Mientras Alberto Fernández se recluía en el CONICET junto a organizaciones de DD.HH., La Cámpora movilizó por el centro.

Con algo de suspenso, finalmente, se firmó el acuerdo con el FMI. Más de un mes del conflicto Rusia vs. Ucrania. Abrupto cambio de clima, ciclón, frío, y más daños productivos. Malestar del campo por retenciones: desfile de dirigentes por el Congreso y movilizaciones, todavía parciales. A 46 años, tres actos para recordar el fin del gobierno de Isabel Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976. Finalmente no hubo “carta”. Con un día menos de actividad, a pesar de la abrupta irrupción del otoño, hubo muchos Quinchos y reuniones variadas, cada vez con más temas en las mesas, incluida la goleada de la Selección a Venezuela, una de las pocas “alegrías”. Veamos:

Diferencias en el FMI

Por supuesto que el tema de la semana era la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, aunque se conocía, despertó suspicacias hasta último momento, además de haber sido la causa (o al menos, el argumento) para justificar las diferencias más fuertes en el seno del Gobierno, desde que comenzó la nueva administración, hace 27 meses. La importancia del Acuerdo, considerado “excluyente” presentó, sin embargo diferencias en el abordaje que provocaron discusiones, diferencias y rupturas, tanto en el oficialismo como en la oposición, que determinaron alineaciones, al menos, llamativas, como la del gobernador Gerardo Morales Cambiemos), con el presidente Alberto Fernández (FdT versión light); o la de Máximo Kirchner (FdT duro) quién personificó la oposición más radicalizada en el oficialismo (incluyendo a su madre, Cristina de Kirchner, quién no se pronunció al respecto en la votación del Senado), quedando así del lado de los liberales libertarios como José Luis Espert, o Javier Milei aunque, obviamente, el voto negativo de estos se fundamentó en razones muy distintas, y otras perlitas por el estilo. Así repasaban en el restaurant Marcelo de Callao, un grupo de políticos veteranos y exlegisladores de varios partidos, ante humeantes platos de ravioles (una de las especialidades de la casa). “El acuerdo es malo. Hasta el FMI sabe eso, pero no quedaba otro remedio que hacerlo”, reconocía un negociador histórico. El punto es que si bien ahora no se va a caer en el temido default (ya que el acuerdo garantiza los desembolsos para los pagos), tampoco se abordan las reformas estructurales más profundas que pretendían algunos, mientras que para otros estas pueden llegar a tener el costo de hacer perder la próxima elección, razón por la cual la oposición intentará que las haga este Gobierno.

Poco líquido

La misma charla se repitió en un cerradísimo quincho en una isla del Tigre, donde el viento hacía temer hasta la voladura del techo (como ocurrió en varias zonas rurales de la Pampa Húmeda), tras un muy agitado viaje sobre el río encrespado. “Se agravó la desaceleración económica mundial con la guerra en el Mar Negro. Los mercados suben y bajan al ritmo del conflicto y acá, aunque logramos postergar y acordar los próximos pagos, no va a haber más desembolsos líquidos que los u$s5.000 o 6.000 millones que sirvieron para recuperar un poco de reservas, gracias a la ingeniería financiera que se aplicó. Pero inversiones no van a venir, así que ahora sí que habrá que arreglarse ‘con lo nuestro’ pues financiamiento no va a haber”, ironizaba un poco en broma, un poco en serio, un empresario de una alimentaria que había estado jaqueado por el secretario de Comercio, Roberto Feletti, toda la semana. “Quieren retrotraer los precios a principios de marzo, pero el acuerdo (con el FMI) implica mayores tasas que ya están subiendo; achicar la brecha en el tipo de cambio que también está pasando, igual que disminuir los subsidios. Todo eso implica mayores costos, y eso sin hablar de la suba de tarifas, del mayor costo del combustible, y de la paritarias al 45%-48%. ¿Como quieren que lo hagamos?”, se quejaba otro, mientras un tercero sentenciaba: “(Guillermo) Moreno lo hacía mejor”, aludiendo al controvertido titular de comercio interior durante la gestión de Cristina de Kirchner, mientras el viento arreciaba. Por supuesto que los más consultados en todos los casos, fueron los economistas con “contactos” en el Gobierno que accedieron antes a los documentos y que adelantaron datos como “el tiempo que insumo la negociación”, que habló a las claras de las complicaciones que hubo, o que “se aprobó por consenso y no por unanimidad”, los que también dejó en claro que en Washington, donde esta la sede del FMI, también hubo “grietas”. Más finito aún fue el análisis de uno de los gurúes mediáticos de moda que ratificó lo anterior y agregó que “se van a revisar los objetivos”, que “se va a adelantar el primer control que estaba previsto recién para junio” y que “como se prevé que siga más de dos años, va a requerir reformas de fondo”, que oficialmente no se sabe cuales son, pero que mucho sospechan. El hombre de los números también aseguró que la delegación recibió un mensaje del directorio, acerca de la “prudente gestión de salarios y pensiones” que deberá tener ahora el Gobierno.

Refuerzos

Por supuesto que, con este trasfondo, los temas que se desgranaban en las mesas fueron mucho más variados y fluctuaron desde las especulaciones de renuncias (se volvieron a escuchar los nombres del ahora embajador Daniel Scioli, y del santafesino Agustín Rossi, para “reforzar” el equipo presidencial); pasando por la nueva criptomoneda “el Peronio” (¡), y hasta el nuevo escenario político en el oficialismo, con una Cámpora comandada por Máximo que parece haber profundizado su avance “territorial”, al punto de fracturar la más que tradicional UOM (Unión Obrera Metalúrgica) desplazando al histórico (moderado) Antonio Caló, que fue sustituido por el camporista Abel Furlán, y que hace temer a algunos una eventual futura guerra sindical. También la situación del ministro Martín Guzmán mereció bastante atención de los hombres de negocios, en especial tras el acuerdo con el FMI, y la posterior negociación que estaba pendiente con el Club de París. También algún informado referido sobre la reunión “fuera de despacho” de algunos funcionarios con las cabezas de las principales petroleras, ante el problema que disparó la abrupta suba de los precios, tanto del petróleo, como del gas, y que le significarán a la Argentina una fuerte erogación, al punto que no sería compensada con los ingresos extra del campo por el aumento de las exportaciones agrícolas. El problema, dijeron en la emblemática parrilla de San Telmo donde fue el encuentro, es la falta que ya se está registrando de gas oil en varias localidades (justo al momento de iniciar la cosecha de granos gruesos), y el efecto cascada sobre los precios que tiene el transporte, que lógicamente se va a sumar a los aumentos ya previstos por factores internos, como por el conflicto bélico en el Mar Negro, que ya dura más de un mes, y que recién ahora comienzan a tener impacto medible por el INDEC, en su próximo índice de marzo.

Volvió temor

El mundo ocupó buena parte de las conversaciones en los Quinchos del fin de semana ya que los temas abundaron como nunca. El viaje de Joe Biden a Polonia sirvió como disparador para analizar no solo los movimientos de los Estados Unidos en la guerra, más complicados y difíciles que nunca, sino también el pulso de su administración cada vez más en duda no tanto por lo que hace hacia afuera, sino por lo que muestra hacia adentro de su país. El temor a una presidencia carente de determinación o fortaleza es siempre un fantasma para los estadounidenses. También lo es cuando el presidente se excede, como sucedió con Donald Trump, pero Biden tiene por delante problemas demasiado difíciles como para que exista semejante nivel de dudas. Hubo algún alivio por la conversación que mantuvieron con Xi Jinping e inclusive aparecieron pronósticos, por primera vez, que lo dan ganador al estadounidense en medio de la guerra comercial con China. Beijing tiene hoy un problema mayúsculo con la guerra que, a pesar los avances geopolíticos que le generan el costo que están teniendo para Rusia las decisiones de Vladímir Putin, lo hacen moverse con toda la cautela y el silencio posible. Para los chinos eso no es un problema. Contaron el fin de semana diplomáticos que mantienen buenos lazos con Beijing que a pesar que China se niegue a acelerar la provisión de armas a Rusia e incluso no le abre definitivamente la solución a sus problemas de logística energética, algunos gestos de “piedad” comercial se pueden ver por estos días. Por ejemplo, aparecieron en los supermercados en casi todas las ciudades de China productos rusos comestibles y de uso diario. Un favor que Beijing le está haciendo a la cadena comercial rusa que esta totalmente cortada. Los chinos, además, entraron esta semana en pánico total por la subvariante de ómicron que se está expandiendo por el país con una velocidad que no se vio ni siquiera en el inicio de la pandemia del covid-19 tras el estallido de casos en Wuhan. Hasta ahora se conocían casos de aplicación de cuarentenas estrictas en ciudades importantes pero ayer la novedad desembarcó en Shanghái una ciudad con 26,5 millones de habitantes. Desde hoy hasta el 1 de abril se decretó la cuarentena estricta al este del río Huangpu, y desde el 1 de abril hasta el 5 lo harán con la zona de ciudad que está en la vera oeste del río. El relato habla de imágenes de pánico de los chinos en los supermercados agotando existencias antes del inicio de una cuarentena cerrada que muchos no habían visto hasta ahora. La realidad es que durante casi toda la pandemia China controló con testeos y aislamientos a casi todos los focos de contagio, algo que ahora se le escapó de las manos. De ahí que los chinos se hubieran acostumbrado a vivir internamente en un estado de normalidad mientras el resto del mundo, en especial la Argentina, vivía encerrado. La situación se complica porque, además, muchos chinos se negaron a vacunarse.

Retenciones

Como si fueran pocos los conflictos, el retoque de las retenciones a los subproductos de la soja (aunque lo recaudado se usará para subsidiar la harina del pan) sigue causando malestar, y no solo con el campo que ya comenzó con algunos movimientos en rutas de algunas provincias, sino también con los propios gobernadores que ven como se les vuelven a recortar fondos. El tema es especialmente pesado en la Pampa Húmeda (Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos), donde al menos 2 mandatarios ya se manifestaron en contra de la medida: Omar Perotti y Juan Schiaretti.

También las organizaciones del campo volvieron al Congreso y esta vez prometieron seguir de cerca el trabajo que ya habían comenzado algunas bancadas, sobre todo de la oposición, ya que hasta ahora, el kirchnerismo más duro parece proclive a mantener las retenciones, y hasta aumentarlas. Sin embargo, ya habría movimientos de la bicameral para “voltear” el DNU que impuso los últimos cambios, aunque los que más conocen dicen que la forma de terminar con las idas y vueltas es hacer una nueva ley que eche definitivamente por tierra lo actuado (delegado) por el Código Aduanero (que actuaba en épocas de facto, cuando no funcionaba el Congreso) y fije la eliminación legislativa (¿progresiva?) del controvertido gravamen.

La idea, sin embargo, no contaría con un consenso total de la oposición, ya que una parte importante del radicalismo, por ejemplo, es muy adepta a este tipo de impuestos y, tal vez, no se siente demasiado “motivada” para abandonar semejante herramienta. Y no será la única controversia legislativa en los próximos días, ya que el 14 de abril es la fecha limite que hay para fijar el número de miembros para el Consejo de la Magistratura, tema muy sensible para el Gobierno, y cuyo tratamiento deberá ser abordado en forma inminente.

Quinchos I
presentación. Julio De Marco, el artista “Conde Divagante” y Marta Menéndez, directora de la galería.

presentación. Julio De Marco, el artista “Conde Divagante” y Marta Menéndez, directora de la galería.

Siempre el arte

“La, La, La” es el título de la muestra que en esta oportunidad el artista Sergio Mónaco, -auto denominado y conocido por el pseudónimo “Conde Divagante”- ( debido algunas características de personalidad que se autopercibe), exhibe en el bello espacio de arte de Menéndez Libros. El “Conde” tiene sus bases de operaciones tanto en la zona norte de Bs.As., como en Punta del Este donde es muy visitado tanto en su galería- taller como en su casa. Sus importantes obras pinturas, esculturas y objetos están plasmadas en un estupendo libro editado en tres idiomas.

Durante el vernissage, junto con Marta Menéndez, (directora de la galería), recibieron el saludo de - entre otros-, el Dr. Julio De Marco (Módena), el locutor y periodista Martín Wullich, el artista visual Lucas Beccar Varela. Ausente con aviso el Dr. Martín Cabrales (por motivos de la impronta nacional). También estuvieron el plástico Roberto Plate, la actriz Viviana Saccone, el designer Jorge de la Cruz, el escribano Juan Carlos Saporiti con su mujer, la plástica Patricia Saíz Miramón, Vanessa Derohanessian y Ana Lorenzutti. Gabriel Mecca y Jorge González pasaron rápidamente a saludar ya que partían hacia el exterior. Desde París, el artista plástico Félix Aberastury no quiso estar ausente pese a la distancia y mandó sus congratulaciones al “Conde”, ya que coincidió con su exhibición en la Embajada argentina.

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