El Malba acaba de cerrar un año difícil para los argentinos con el récord histórico de más de medio millón de visitantes, cifra elevada si se tiene en cuenta que, salvo un día gratuito, el resto se cobra entrada. La temporada se abrió con la exposición “Del cielo a casa. Conexiones e intermitencias en la cultura material argentina”, una muestra dedicada a explorar la variedad de alrededor de 600 “cosas” argentinas (objetos, piezas de arte, diseños y documentos) que, una vez reunidas, acabaron por configurar un sentimiento de pertenencia comunitaria. Con “un flechazo nostálgico al corazón”, cada objeto elegido atrajo visitantes de diferentes generaciones y de todo el país, además de los extranjeros. Entretanto, en agosto pasado se inauguró otra muestra exitosa.
“Soñar el agua” cerró un buen año para el Malba
El museo batió el récord histórico de más de medio millón de visitantes.
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Nadie quería dejar de visitar “No habrá ninguno igual”, la meexhibición antológica de Edgardo Giménez, uno de los grandes artistas del Pop argentino. Además de sus cualidades estéticas, Giménez se destaca por la diversidad de disciplinas que domina, desde la pintura y la escultura hasta la arquitectura, los muebles y objetos; los afiches, la escenografía y una personalidad expansiva, siempre con la palabra oportuna para explicar el sentido del arte. El despliegue de más de sesenta años de producción con alrededor 80 obras e instalaciones, atrajo al Malba un público encantado de visitar sus célebres obeliscos, animales salvajes, corazones, monos, estrellas, nubes, arcoíris y escenografías. “Todavía estoy emocionado con la respuesta del público”. El Pop comenzó a cerrar el abismo que algún momento se abrió entre la vida y el arte. Al romper con el exclusivismo y “humanizar” su mensaje, el Pop suscita un interés todavía creciente en amplios sectores de la población. Hoy, por placer o curiosidad, el público concurre masivamente a las exhibiciones de arte.
El último mes del año llegó al Malba, desde el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, “Soñar el agua, una retrospectiva del futuro (1964-...),” la muestra más extensa realizada hasta la fecha de la chilena Cecilia Vicuña (1948), ganadora del Gran Premio de la última Bienal de Venecia. La exhibición de Vicuña, poeta, artista visual y activista política, estará en el Malba hasta el 26 de febrero de 2024 y luego marchará a la Pinacoteca de San Pablo. El curador Miguel López seleccionó alrededor de 200 obras realizadas durante los últimos 60 años, entre pinturas, dibujos, textos, serigrafías, collages, textiles, vídeos, fotografías, instalaciones, libros-objeto, documentos y performances sonoras. “La muestra actualiza el compromiso de Vicuña con las luchas populares, el respeto a los derechos humanos y la importancia de oponerse a la devastación; rescata la memoria textil precolombina, las luchas feministas y el erotismo, así como las demandas por autodeterminación de las comunidades indígenas”, destaca Miguel López durante el recorrido. Los juegos con las palabras y las imágenes que las representan, dan prueba del ingenio y los mensajes que le interesa transmitir a la artista, que se pasea por la muestra con un atuendo de reminiscencia indígena y sus largas trenzas rodeando su cabeza.
El sector más atractivo de la muestra está dedicado a los Quipu, palabra quechua que quiere decir ‘nudo’, y es una modalidad de escritura. Al ingresar al Malba se divisa la doble altura del lobby y allí está, desde el techo hasta el piso el nivel menos del museo, la imponente instalación roja, “Quipu menstrual (La sangre de los glaciares)”, creada por Vicuña en 2006, como una forma de expresar su apoyo a Michelle Bachelet, la primera mujer presidente de Chile. “El poder liberador de las palabras es lo que está deseando nacer. Y la única forma en la que puede nacer, es mediante actos colectivos. Actos que yo considero quipus. (…) Los pueblos andinos concibieron la inscripción como un nudo que siempre se podía deshacer. Como un nudo que era un signo, un nudo que era un cordón umbilical con el cosmos, con la tierra y con el agua”, concluye la artista.
Adquisiciones y Donaciones 2023
Tres nuevas obras de arte indígena amplían la Colección Malba gracias al Comité de Adquisiciones, que, este año logró recaudar 300.000 dólares. Se trata de obras de Jaider Esbell (nacido en Terra Indígena Raposa Serra do Sol, Brasil), de la artista limeña Venuca Evanán y del artista maya-tz’utujil (Guatemala) Antonio Pichillá. Además, se suman piezas de ocho artistas argentinos y un artista paraguayo gracias a donaciones particulares.
María Amalia García, curadora en jefa de Malba, señala sobre el arte indígena: “En los últimos cinco años, se produjo una apertura del circuito contemporáneo que implicó, entre otras cuestiones, el ingreso de estas manifestaciones. Esta transformación involucra un cambio radical en la apreciación de la producción cultural de estas comunidades: su inscripción ya no está dada por la histórica representación que realiza el arte occidental de las poblaciones nativas, sino que son los propios artistas indígenas quienes presentan sus cosmovisiones a partir de producciones que articulan tradiciones ancestrales y lenguajes contemporáneos”. Elena Nofal, directora de Desarrollo, observa: “Cada año se renueva el desafío de estar a la altura del compromiso con el arte latinoamericano y con el crecimiento del museo logrando incorporar piezas significativas para su acervo”. Activa, Nofal ha logrado incorporar nuevos miembros al Comité y estrechar la relación entre los viajes a la Bienal de San Pablo, Los Ángeles y Houston con la programación del Malba.
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