2 de diciembre 2025 - 11:10

Puentes al desarrollo: cuando el voluntariado construye futuro

Cada 5 de diciembre, el mundo celebra el Día Internacional del Voluntario, una fecha impulsada por Naciones Unidas para celebrar la potencia de quienes, movidos por el espíritu solidario, dedican tiempo, conocimiento y energía a mejorar la vida de otros.

Puentes al desarrollo: cuando el voluntariado construye futuro.

Puentes al desarrollo: cuando el voluntariado construye futuro.

En Argentina, la solidaridad —esa red invisible que une a las comunidades— forma parte de nuestra identidad. Según un estudio de Voices Consultancy, el voluntariado social en el país creció un 36 % entre 1997 y 2022, y cuatro de cada diez personas declaran haber participado en alguna iniciativa solidaria. En momentos de crisis, las personas se organizan y se ayudan. Pero cada vez más, esa vocación se canaliza en espacios organizados que buscan generar un impacto sostenible y a largo plazo.

En ese contexto, la Fundación EMPUJAR emerge como un actor clave en la construcción de puentes entre quienes pueden ofrecer su experiencia y los jóvenes que necesitan una oportunidad para ingresar al mundo del trabajo. Con más de 1.600 personas voluntarias cada año, EMPUJAR moviliza una fuerza diversa, inclusiva y comprometida que transforma la empatía en acción concreta, uniendo generaciones.

Este crecimiento refleja una tendencia global: el voluntariado ya no se percibe solo como una acción individual, sino como una herramienta colectiva de desarrollo. En palabras de Naciones Unidas, el voluntariado “fortalece la cohesión social y construye comunidades más inclusivas y resilientes”. En Argentina, ese espíritu se ve en miles de personas que, desde distintas profesiones y realidades, dedican su tiempo a acompañar a otros en escuelas, hospitales, comedores y, como en el caso de Fundación EMPUJAR, en espacios de formación para la inserción laboral juvenil.

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Voluntariado que conecta y transforma

Desde hace más de doce años, la Fundación EMPUJAR trabaja para promover la empleabilidad de jóvenes en contextos vulnerables. En ese recorrido, los voluntarios son el pilar y el corazón de la organización. Mentores, tutores, entrevistadores, referentes empresariales: todos cumplen un rol esencial en el acompañamiento de los jóvenes hacia su primer empleo formal.

“Para nosotros, el voluntariado es el ADN de la Fundación. No podríamos transformar realidades sin la entrega y el compromiso de cada persona que dona su tiempo y su conocimiento”, destaca German Lojk, director ejecutivo de EMPUJAR.

Bajo la premisa de construir “puentes al conocimiento” y fortalecer la diversidad e inclusión, los voluntarios de EMPUJAR se convierten en acompañantes de trayectorias que parten desde la vulnerabilidad. No solamente ofrecen su tiempo: construyen puentes reales hacia la empleabilidad, la capacitación y la integración plena de los jóvenes al mundo productivo.

Las acciones se desarrollan dentro de los distintos programas de formación gratuita. Los voluntarios participan en mentorías, simulacros de entrevistas laborales, charlas inspiradoras y visitas a empresas. Cada encuentro es una oportunidad de crecimiento mutuo, donde el aprendizaje y la empatía circulan en ambos sentidos.

Detrás de los 1.600 voluntarios anuales hay historias que revelan el valor humano de cada gesto: una mentora que acompaña a un joven en su primera entrevista laboral, un profesional que dedica horas a preparar un grupo para su ingreso al mercado de trabajo, una empresa que abre sus puertas para mostrar cómo funciona desde adentro.

Son experiencias simples, pero profundamente significativas. En cada intercambio, la empatía se vuelve herramienta, el encuentro se vuelve aprendizaje, y el compromiso se vuelve puente.

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El impacto multiplicador

A lo largo de su trayectoria, Fundación EMPUJAR ha capacitado a más de 6.000 jóvenes, alcanzando una tasa de inserción laboral formal del 58 % y una tasa de empleo total del 80 %.

Estos resultados, que cambian trayectorias de vida, no serían posibles sin la red de voluntarios y empresas que sostiene cada paso del proceso. La Fundación acompaña a los voluntarios con capacitaciones, espacios de feedback y encuentros mensuales que fortalecen el vínculo y la calidad de la experiencia.

El impacto, sin embargo, no se mide solo en cifras. Muchos voluntarios afirman que la experiencia los transforma también a ellos: aprenden a mirar la realidad con más empatía, desarrollan nuevas habilidades de comunicación y liderazgo, y descubren en los jóvenes una fuente de inspiración y esperanza.

Una red que empuja el desarrollo

Este 5 de diciembre es una oportunidad para detenerse a reconocer esa entrega y también para mirar hacia adelante. En tiempos donde los desafíos sociales y económicos se acumulan, el voluntariado aparece como una respuesta humana y colectiva, capaz de construir un tejido social más fuerte, diverso y participativo.

Desde EMPUJAR, la invitación es clara: seguir sumando manos, voces y miradas. Porque la solidaridad no es una palabra abstracta, sino un puente concreto que se construye cada día.

Y cuando la entrega se vuelve hábito, el voluntariado deja de ser solo ayuda: se convierte en un verdadero motor de desarrollo, capaz de transformar vidas, comunidades y futuros.

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