13 de diciembre 2021 - 18:27

Transporte público: la reconstrucción postpandemia

Se hace necesario replantear que rol va a jugar el Transporte público automotor de pasajeros en este escenario,  más un considerando en determinadas zonas de CABA la movilidad difícilmente recupere los niveles pre covid.

Colectivos Transporte Publico Boleto SUBE
Ignacio Petunchi

Distanciamiento social, reducción de movilidad, aislamiento. Estas palabras que cobraron fuerza desde principios de 2020 cuando el Covid-19 irrumpió de manera radical y sorpresiva en la escena global alteraron todo aquel mundo que dábamos por sentado. En ese contexto el transporte, junto con el turismo, los espectáculos masivos y todas aquellas otras actividades que implican una aglomeración física y presencial de personas fue puesto bajo la lupa, atravesando desde entonces restricciones de todo tipo y crisis de sustentabilidad.

Si estos fueron problemas globales, en Argentina se agudizaron con el telón de fondo de una crónica crisis macroeconómica y social que complejiza aún más el panorama. Es por ello que las transformaciones que los sistemas de transporte demandan en la Argentina, agenda pendiente desde hace décadas, se vuelven más palpables a medida que vamos emergiendo en este nuevo mundo pos-covid.

En el caso concreto del AMBA (Area Metropolitana de Buenos Aires), con sus 18.500 colectivos que consumen 50 millones de litros mensuales de gasoil se hace necesario pensar la renovación de unidades que incorporen energías más amigables con el medio ambiente, lo cual se hace cada vez más necesario en línea con la agenda 2030 de desarrollo sostenible de la ONU. Esto va a requerir una mirada amplia entre las tres jurisdicciones que regulan la región (Nación, CABA y PBA) con tres ejes:

1) replanificación de la red de acuerdo a las nuevas demandas sociales de movilidad

2) una orientación de recursos públicos (subsidios) a los pasajeros (es decir, al que lo necesita) ante que a las empresas y

3) crear o unificar corredores de transporte para evitar la superposición de trazas y líneas.

Si profundizamos en los detalles y el contexto actual vemos que el AMBA – (ubicada en el puesto 14 en el ranking de las principales aglomeraciones urbanas del planeta- concentra a un tercio de los argentinos, más de la mitad del PBI Nacional y posee la tercera flota de buses urbanos más grande del planeta. Los colectivos movilizan a más del 80% de los pasajeros del sistema, que realizaron en octubre más de 200 millones de viajes. Estas magnitudes requieren una mirada más profunda que el mero enunciado de una cifra invertida en subsidios, cuando hace más de dos años que no se actualizan tarifas, en paralelo con un marcado deterioro económico y social de la población. Vemos también que en el AMBA más del 80% de los puestos de trabajo no son teletrabajables y, quizás, no lo sean en los próximos años. A $13 promedio por pasajero transportado no hay muchas alternativas de alcance general para movilizar a millones de usuarios, sin importar la zona, la edad, el clima o la distancia, o la seguridad vial.

Colectivos Metrobus 9 de Julio Buenos Aires

Que alternativas existen, si aun en plena pandemia y recesión económica se movilizan más de 160 millones de personas. ¿Pueden viajar todos ellos en bicicleta o moto? ¿Cuál es el medio más optimo en términos de seguridad y costo por pasajero? ¿Como racionalizar servicios, si existe un límite de no más de 10 pasajeros parados por vehículo? ¿Es viable un sistema de Transporte en donde no se actualiza tarifas y los subsidios se calculan con precios de varios meses atrás? Lamentablemente este no es un tema que esté debidamente considerado en la agenda pública. Como tampoco estaban los trenes hasta la tragedia de Once.

Entonces se hace necesario replantear que rol va a jugar el Transporte público automotor de pasajeros en este escenario, más un considerando en determinadas zonas de CABA la movilidad difícilmente recupere los niveles pre covid (ejemplo macro centro) mientras que en otras zonas del conurbano la movilidad es incluso mayor que la que había previo al 2020.

Por eso en esta Argentina de inflación, tarifas congeladas y distorsiones de todo tipo, es bueno profundizar y comparar desde los datos duros, para entender desde donde venimos y a donde vamos. Son muy grandes las transformaciones que demanda la Argentina y el mundo. Una mirada a largo plazo, pensando en la sociedad, y en la sustentabilidad no solo en términos económicos sino ambientales parece algo utópico de establecer en esta Argentina coyuntural y cortoplacista, pero seguramente la misma sociedad y sus demandas hará que entre todos los involucrados construyamos esta agenda de transformación del Transporte publico automotor de pasajeros, acorde con el siglo que vivimos.

Vicepresidente de AAETA y gerente de relaciones técnico-institucionales del Grupo Metropol

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