27 de agosto 2001 - 00:00

San Lorenzo debió definirlo mucho antes

Diego Capria festeja el gol del triunfo.
Diego Capria festeja el gol del triunfo.
En una jornada plagada de clásicos, San Lorenzo, que superó a Boca -con récord de partidos ganados-y River, que castigó duro a Huracán, se mantienen en la punta. Racing le empató a Independiente, y también igualaron en el clásico platense Gimnasia y Estudiantes. La sorpresa es Belgrano, que ganó los dos partidos y también puntea.

La diferencia fue grande. Mucho más que ese escueto 1-0 con que el resultado premió a San Lorenzo. Porque había sido tremendamente superior en lo futbolístico en la etapa inicial, porque había dejado pasar situaciones envidiables (entre ellas un penal que atajó Córdoba, dos pelotas malogradas de Romeo, otras tantas de Acosta) y hasta el travesaño pareció ponerse en esos 45 minutos del lado de Boca.

En definitiva, San Lorenzo se mantiene en el tope de la tabla y ostentando otro título: el equipo que más triunfos logró dentro del profesionalismo.

San Lorenzo -por momentos-hizo que Boca pareciera quebrado, sopapeado en su propio campo, donde no encontraba respuesta ni la fórmula que lo lleve a igualar en el medio campo. En ese sector dominaba San Lorenzo, con Romagnoli luciendo a alto nivel, Franco mostraba todas sus ganas, Erviti provocaba una salida permanente y -fundamentalmente-arriba tenía a dos hombres en plenitud de fuerzas: Romeo y Acosta.

El hincha de San Lorenzo debió preguntarse cómo tantas posibilidades no terminaban siquiera en una pelota en la red. Porque por puntos hubiese cosechado todos los aplausos.

Y no era que Boca no le opusiera resistencia. Sólo que San Lorenzo presentó un esquema que obligaba a Serna a correr de lado a lado (siempre al borde de una segunda amarilla), que no encontraba en Traverso y Gaitán las vías de enlace eficaz para abastecer a Barros Schelotto o a Delgado.

San Lorenzo tuvo la pelota, la manejó, la hizo correr y fabricó innumerables situaciones, provocando el «pánico» en Schiavi y Burdizo o insinuado que Martínez y Jorginho (con más predisposición a la utilización del callejón ofensivo que a la defensa) tuvieran tiempo para pensar en otra cosa que no sea agruparse para tratar de desbaratar esa fábrica de generar juego que era patrimonio casi exclusivo de San Lorenzo.

Boca encontró variantes recién en el complemento. Precisamente por dos factores fundamentales: el aguacero que cayó en el entretiempo y el bajón de San Lorenzo. Boca tuvo dos oportunidades claras. Una en los pies de Barros Schelotto y otra en el «Chelo» Delgado.

San Lorenzo -ahora a través del contraataque-también lanzó sus estiletes. Santana, fresco, imponía mayor claridad y Romeo -ya con Estévez en la cancha-siguió mostrando que le faltaba «tiza al taco». Hasta que llegó ese cabezazo de Capria que no hizo más que poner las cosas en su lugar.

Los merecimientos ya no contaban, aunque San Lorenzo por más ambicioso y por haber desplegado durante la mayor parte del encuentro un juego más estructurado, fue un legítimo vencedor.

Por eso, mira desde arriba junto a River.

San Lorenzo: Saja; Benito, Capria, Morel Rodríguez, Paredes; Franco, Michelini, Erviti, Romagnoli; Acosta y Romeo. DT: M. Pellegrini.

Boca: Córdoba; Martínez, Schiavi, Burdisso, Jorginho; Villarreal, Serna, Traverso, Gaitán; Barros Schelotto y Delgado. DT: C. Bianchi.

Gol: ST 44m Capria (SL).

Cambios: ST 25m Pérez por Villarreal (B), 29m Santana por Franco (SL), 34m Pusineri por Romagnoli (SL), 39m Barbosa por Gaitán (B), 41m Estévez por Erviti (SL).

Incidencias: PT 18m Córdoba (B) le contuvo un penal a Acosta (SL); ST 33m expulsado Morel Rodríguez (SL), 39m expulsado O. Pérez (B).

Estadio: San Lorenzo.

Arbitro: A. Sánchez.

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