El está de vuelta. Pero ahora, parece, en una versión friendly. Uno de los principales (sino el mayor, en términos legales), contrincantes que tuvo el país en el Juicio del Siglo, volvió a tomar contacto con funcionarios argentinos. Pero ahora, al menos en estos tiempos, para intentar llegar a un acuerdo con el grupo de bonistas al que ahora representa. Sin embargo, se sabe, si el apretón de manos de caballeros no llega también está preparado para volver a atacar al país en el negocio que más conoce: presentar una eventual demanda en el Segundo Distrito Sur de Nueva York para intentar cobrar el 100% de los bonos oportunamente emitidos bajo jurisdicción internacional, que la Argentina quiera reestructurar.
Exabogado de Paul Singer vuelve y busca acuerdo con Argentina en nombre de los bonistas
Fue quien litigó en la corte de Thomas Griesa y firmó la aceptación de la propuesta de abril de 2016. Ahora asesora al Exchange Bolndholders. Se lo recuerda por haber embargado la fragata Libertad.
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Se trata de Dennis Hranitzky, la principal espada legal que tuvo el fondo buitre Elliot de Paul Singer; y, en consecuencia, uno de los principales redactores de las exitosas denuncias contra el país en aquel juicio que la Argentina perdió en los tribunales de Nueva York y que se cerró en abril del 2016 a un costo de casi u$s9.000 millones. Y donde Hranistky fue uno de los que firmaron las condiciones de pago, en el despacho del special master Daniel Pollack.
Ahora trabaja como socio para otra firma como megaestrella legal, el Quinn Emanuel, a donde llegó para abrir una nueva e importante unidad de negocios vinculada al expertice que desarrolló en sus días de combatiente contra la Argentina: reclamar los derechos de los bonistas ante los deudores públicos y privados que no pueden pagar sus pasivos. Hranitzky llegó a fin del 2019 a su nuevo (e impresionante) bufete y, a pocos meses, ya comenzó a organizar un potencial meganegocio para sus nuevos socios; otra vez, sobre la base de querellar contra el país. Desde enero recluta a tenedores de deuda argentina, sabiendo que Alberto Fernández y su ministro de Economía Martín Guzmán estaban diseñando una oferta para reestructurar la deuda y sin saber los pormenores que tendría la propuesta, apostó a un fuerte rechazo original. Lo hacía vía mail, WhatsApp, o redes, con la única intención de decir que estaba disponible con su experiencia a cuesta para, eventualmente, representarlos legalmente si lo que el país les ofreciera no fuera conveniente.
Luego de un tiempo de conseguir clientes y formar una importante masa crítica, llegó el tiempo de agruparlos y organizarlos. Si bien no logró incluir a los grandes fondos de inversión (estos se agruparon solos detrás de BlackRock y Fidelity); Hranitzky encontró un importante nicho donde su prédica tuvo provecho. Desde hace ya un mes y medio viene reclutando bonistas con tenencias de deuda de títulos públicos con jurisdicción nacional emitidos durante el canje de deuda organizado y concretado con éxito por Néstor Kirchner en 2005 con Roberto Lavagna como ministro y responsable máximo, y reabierto por Cristina Fernández de Kirchner en 2010 con Amado Boudou en el palacio de Hacienda; y que el prospecto de Guzmán incluyó dentro de la oferta. Es deuda ya reestructurada proveniente del default del 2001; que, otra vez, sería reestructurada. Y son además los mismos bonos (el Par y el Discount) que fueron objeto del Juicio del Siglo donde Argentina tuvo que pagar para cerrar. Y que tienen cláusulas restrictivas de pago obligatorio para el país mucho más rígidas que las emitidas luego, durante el gobierno de Mauricio Macri.
Son títulos donde Hranitzky basa su experiencia y conocimiento para litigar contra el país, y donde mayores resortes legales tendría para avanzar. Y donde la cláusula de aceptación general en una reestructuración en caso de imposibilidad de pago debe superar el 88%, según el contrato de emisión del 2005. En total quedan por pagar unos u$s8.000 millones de esta deuda, de los cuales sólo u$s5.000 millones corresponden al Discount. Un dinero que, al momento de litigar, podría generar rápidamente un negocio general de casi u$s9.000 millones con multas y punitorios, casi el mismo dinero que el “Juicio del Siglo” que lo tuvo como abogado protagonista. ¡Bingo! Lo cierto es que Hranitzky tiene un largo listado de bonistas para contratar; para, eventualmente, proponerles este potencial negoción, donde sólo se necesita tiempo y paciencia. Por el resto, ya conoce como moverse en los tribunales donde potencialmente tendría que desarrollar un reclamo judicial: los tribunales de Nueva York donde en sus tiempos de abogado de Singer atendía Thomas Griessa y ahora maneja la jueza Loretta Preska.
Sin embargo, la posición actual del abogado no es belicosa. Representa hoy al Exchange Bondholders Group, que en estos días tiene firmado un acuerdo de confidencialidad con el Gobierno argentino; para, se supone, terminar de cerrar un tratado particular de final feliz. El negociador es Hranitzky y sus clientes son dos los fondos de inversión más cercanos al Gobierno: el Fintech de David Martínez y el Gramercy; casas que, tal como contó este diario, están en plena tarea de reclutar firmas a favor de cerrar el plan de pagos con el país. Curioso caso el del abogado norteamericano, que de defender a Singer y sus intereses, es hoy la espada legal de los que buscan acordar con la Argentina. Y todo con el mismo grado de profesionalismo.
Hranitzky es egresado de Harvard, y trabajaba para el estudio Dechert LLP cuando representó a Elliot en la cruzada exitosa contra Argentina, en un juicio que, de comienzo a fin, le demandó una estrategia de 10 años hasta el cobro en 2016. A medida que avanzaba la causa y sus embestidas judiciales iban teniendo fallos favorables en el tribunal de Griesa, otros fondos buitre y bonistas particulares iban engrosando su lista de contratados. Uno de los que se sumó durante la marcha fue el fondo de Kenneth Dart, uno de los primeros que presentó pleito contra Argentina, y, curiosamente, el primero con que negoció el país a fines de 2015 y comienzos de 2016 para cerrar el acuerdo final para terminar la causa. En esos tiempos, Hranitzky protestó por la actuación de Dart de ser “friendly” ante la oferta que diseñó Alfonso Prat-Gay como primer ministro de Economía de Mauricio Macri. Luego, desde marzo de ese año, aceptó la propuesta y fue de los primeros en firmar en acuerdo en el despacho de Pollack, representando, se calcula, a bonistas por más de u$s3.000 millones, cobrando honorarios millonarios por su servicios. Está claro que esté hoy más que entusiasmado por volver a ejercer el rol de defensor de los bonistas descontentos.
Dentro del juicio del Siglo, Hranitzky se hizo conocido en la Argentina por el hecho más importante vinculado con la demanda de los fondos buitre: el embargo de la emblemática fragata Libertad el 2 de octubre de 2012 en el muelle 9 del puerto de Tema en Ghana. Fue Hranitzky quien descubrió la posibilidad de avanzar con esta acción, convencido que llamaría la atención del mundo y pondría el conflicto por el pago de los bonos en los tribunales de Nueva York en los diarios de todo el mundo. Su estrategia incluyó un desembarco temporario personal en Acra, capital de Ghana, con sospechosos contactos directos con el juez Richard Adjei Frimpong. Una presentación del abogado hizo que ese “Tribunal Supremo de Ghana” se “convenciera” de avanzar con el embargo.
Hranitzky fue novedad también en los últimos tiempos por otra cuestión. Como defensor de Elliot demandó al estudio panameño Mossack Fonseca, asegurando que los movimientos de lavado de dinero a favor de la política argentina, para dañar los activos de su contratado. El juicio no llegó a nada, pero hizo que el abogado pudiera circular por algunos medios de comunicaciones internacionales como defensor de la legalidad contra el principal estudio acusado de lavado de activos en la historia del siglo.
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