6 de abril 2006 - 00:00

Carne: al no bajar, gobierno controlará a 10 frigoríficos

Debido a que la carne no baja en las góndolas pese a que los productores ya reciben 21% menos por el ganado en pie en el Mercado de Liniers, el gobierno decidió un fuerte control sobre los frigoríficos.

La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia comenzará hoy mismo con visitas y control a 10 frigoríficos compradores del Mercado de Liniers para indagar cómo se produce la formación de precios, según informaron ayer desde el Ministerio de Economía.

Los frigoríficos que se dedican al consumo interno mantuvieron reuniones con funcionarios del gobierno y, previendo posibles represalias sobre su actividad, salieron a aclarar que desde las plantas de faena ya se registraron bajas que «debieran registrarse en los precios de venta al consumidor», dijeron.

Cuatro cámaras « representativas de 90% de la faena con destino al consumo interno» indicaron que «en correlato a la baja de precios de la hacienda en Liniers, se ha trasladado al valor de venta de media res a salida de frigorífico» e indicaronque «el novillo bajó entre 8% y 12%, las vacas entre 6% y 10%, y las vaquillonas y novillitos recortaron entre 2% y 4%».

  • Beneficiados

    Los frigoríficos de consumo también participaron durante las últimas semanas de las negociaciones con productores y frigoríficos exportadores con el fin de arribar a un acuerdo de precios por cortes de carnes, especialmente los considerados «populares».

    Cada una de las medidas tomadas para la cadena de la carne va generando un entramado confuso con ganadores y perdedores. El cierre de las exportaciones «benefició» circunstancialmente a las industrias «consumeras» que, de buen diálogo con el gobierno, sumaron oferta en el mercado interno.

    Los frigoríficos exportadores, en tanto, ya suman suspensiones y cierres de empresas. Santa Fe, la provincia que concentra el mayor número de plantas, sufre las suspensión temporaria de personal. Nelson, ArreBeef, Runfo y Catter Meat ya tomaron la decisión y en las próximas horas podrían decidirse medidas de ajuste en Swift, Quickfood, entre otras empresas.

    La actividad frigorífica argentina absorbe unos 35.000 empleados, directos e indirectos, y durante los últimos años ha atraído una gama de inversiones externas (por caso, Cargill) que durante las últimas semanas han comenzado a revertirse. Se cree que en las próximas semanas, si no se llega a un acuerdo que garantice la continuidad de las plantas, se generará una avalancha de reclamos y cierres de frigoríficos y despidos de personal. Y aunque el gobierno tiene previsto un fondo de estabilización para los trabajadores de la carne, éste no llegaría a compensar el ingreso de quienes durante el último año habían incrementado sus salarios al ritmo del aumento de las exportaciones.
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