¿Se acuerda de aquel ingenioso interrogante, sobre: hasta dónde puede entrar un perro al bosque?... La respuesta es tan simple, que uno piensa que todos la acertarán. Y no es así. Son muchas más las contestaciones equivocadas (haga la prueba en rueda de amigos). Y es que el noble canino solamente puede entrar hasta la mitad del bosque. Porque lo que hará, de allí en más, es salir...
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Obviamente que el perro está allí de adorno, puede ser cualquier otro animal o un ser humano. También, podríamos reemplazar el escenario, versión libre para que encaje en nuestra temática diaria. Digamos que no es un bosque, sino un mercado, una Bolsa, por caso. Y que aquel que se interna es un operador o un inversor común. ¿Hasta dónde puede uno internarse en tal bosque bursátil? Y por allí surgen el problema y la causa de tantos males a través de la historia. La dificultad de reconocer el punto medio, una línea fronteriza invisible a los ojos, mas no a otros sentidos: especialmente, el olfato. La confluencia de las dos corrientes, donde una tendencia parece seguir en la misma dirección, pero que en su trasfondo ha comenzado a cambiar de curso. El momento de hallar el "clímax" del mercado y sus índices, o el punto más "frígido" de una época de malarias.
Multitud de almas que ingresan e ingresan, sin advertir que ya lo que se está haciendo -de parte de los demás-es estar saliendo.
De ahí que las primeras caídas de tendencias alcistas aparecen fácilmente conjuradas, produciendo "rebotes" inmediatos y dispensando la creencia más seductora y más peligrosa de la Bolsa: que el avance no puede detenerse y las ventas son asimiladas con facilidad.
Cuanto más dinero "común", tentado por la ganancia abundante, se agrega a la base: más posibilidades dan de que vayan saliendo las grandes posiciones. Hasta que las filas de los adherentes se va adelgazando, cada vez cuesta más producir nuevos máximos. Los retrocesos se hacen más difíciles de solventar. Y comienza a verse en superficie que se ha trasvasado la línea de frontera, predomina la oferta y... lo demás es tan desagradable, como repetido en cada ciclo de la historia. Con las tendencias a la baja pasa también de igual modo, sólo que en la otra dirección. La mejor ayuda es el volumen y su seguimiento, las conclusiones que se extraigan de los montos que se emplean y el efecto que causan. Pero, al inversor no acostumbrado es difícil pedirle que vigile el tablero: suele ir en la dirección solamente de los precios.
El caso más clásico de la actualidad pasa por China, cuya densidad poblacional y falta de necesaria práctica en lo bursátil está armando un explosivo. Se ha llegado a un punto donde la "clase media" pide préstamos para especular y se suman, de a miles. Falta sólo que se marque la línea fronteriza. Y después...
Dejá tu comentario