19 de junio 2007 - 00:00

Cupones bursátiles

Si cabe graficar la tendencia como si se tratara de un largo y amplio camino, también corresponde dibujarle rectas demasiado cortas, curvas en cantidad -varias de carácter peligroso- y desniveles que la ondulan permanentemente.

La semana anterior abrió debiendo derrapar en las primeras ruedas, cuando súbitamente surgió un tramo recto y esto pudo ser aprovechado por casi todos los recintos bursátiles. Desde ayer, se abrió una nueva etapa y con la esperanza de que afuera pudieran haber seguido en tal recta, a partir del Dow Jones y los últimos ratios de la Fed que le dieron optimismo. Pero el tema principal seguirá siendo si hay posibilidades de darle más velocidad a los avances, o si algún exceso lo enfrentará a otra curva cerrada.

En la larga caravana de índices diversos, continúa cerrando la marcha el muy opacado andar del Merval por el primer semestre. Motivo de atracción por una parte, en las carteras que quieren jugar con los rezagados y dejar a otros muy maduros. Y argumento para escaparle, para otros operadores que notan la problemática que se desenvuelve en el contexto local. País que no tiene ningún rubor en asumir que falsea sus datos de inflación, que con ello estafa nuevamente a «bonistas» a quienes les adornaron títulos pegados al CER. Y que está con la virulencia política de todo año electoral.


La salida de los españoles de Repsol, se lo quiera presentar de cualquier modo y maquillaje, puede seducir a los que ven en esa compra de YPF un símbolo de nacionalismo de barricada. Pero si se suman los extranjeros que dejan sus inversiones y parten -aún de negocios exquisitos- la señal se aumenta: en cuanto a repeler al inversor foráneo en lugar de atraerlo y darle condiciones. Un andar de contradicciones puras, que aumenta el riesgo natural que de por sí posee un mercado bursátil. Círculo que se completa cuando, cada tanto, se vuelve a hablar de reformulaciones impositivas y la inclusión de lo financiero en ello. Se ruega por hallar las rectas, pero se trabaja para las curvas. Y así vamos.

Oír decir, o leer, que « todavía no estamos curados de la inflación» -por parte de alta funcionaria- alerta acerca de gente que ignora que la inflación no es como la viruela, sino como la obesidad, y que exige siempre atender a un régimen riguroso, para no volver a caer en iguales resultados. Otros dicen «hay que aprender a convivir con ella», o «es fruto del crecimiento». En tanto, el monstruo que se devoró otros planes económicos va rearmando sus tejidos. Hay que tener cuidado, porque te come.

Dejá tu comentario

Te puede interesar