20 de junio 2007 - 00:00

Cupones bursátiles

Dentro del arsenal de datos que se acumulan en la memoria de una PC, y en escritorios poblados de carpetas, en un imaginario recinto de «casa de inversión» internacional, lógicamente, está entre los monitoreados, el recinto de nuestro Merval. Y no alcanzamos a suponer de qué modo se estará evaluando en la evolución de los balances empresarios, que brindan derivados fundamentales para el precio de las acciones, el hecho inaudito de estar enfrentando el invierno sin la provisión necesaria de energía para producir lo suyo. ¿Estarán al tanto de que aquí se les avisa que les bajan la palanca de la electricidad y que se arreglen como puedan? Lo mismo con el gas, o si se quiere suplir un combustible con otro tenerlo que pagar a precio casi ciego, si es que se lo consigue. Difícil ya de poder evaluarlo aun desde nuestro propio medio, imaginamos que en el exterior solamente abrirán la boca de asombro. Hemos visto en ciertos balances que en el trimestre veraniego, el que antes servía para discontinuar trabajos y hacer paradas de mantenimiento, varias empresas trabajaron a pleno, y sus stocks treparon de modo importante. Fueron las que más advirtieron los que se les podía venir encima, en base a los años anteriores, donde siempre el clima parecía variar a favor: un poco antes de los colapsos. Eran momentos donde los funcionarios insistían en que no había ninguna crisis energética. Y el tiempo, y su increíble cambio, les daba ese apoyo casi mágico.

Pero, como dice el tango, «toda carta tiene contra y toda contra se da...». Y agrega que «se dio el juego de pileta y hubo que echarse a nadar...». Finalmente, con un otoño que se puso riguroso en cierta media -anda del otro mundo tampoco-nos encontramos con los insólitos titulares del agua llegando al cuello, y teniendo que cortar hasta el suministro de GNC en los surtidores. Y eso que el invierno recién dará comienzo esta semana, en tanto la voz oficial solamente se descarga apostrofando al frío -y de paso, amenazando empresas, como es de rigor-y dando la exacta sensación de estar en manos de la naturaleza.

¿Qué sucede en estos mismos momentos con la producción de aquellas que no supieron, o no pudieron, adelantarse al fenómeno? Esto tomará de lleno al último mes del segundo trimestre y casi todo el tercero. Se puede ensayar la filosofía oficial, por ejemplo: cruzar los dedos y esperar que el clima se haga benigno. En todo caso, se incorpora una charada a las estimaciones, que se puede o no acertar.

Mientras el consumo no se detiene y se provee de lo que ya está producido, no se percibirá tanto en superficie. Lo siguiente -si hay cierta crisis de oferta-termina por elevar el precio de lo producido. En dirección directa a irritar más la inflación. ¿Se evalúa?

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