Se escucha de modo reiterado que las acciones de la plaza local poseen buenas posibilidades por estar atrasadas respecto de otros mercados, con lo que se repite el eslogan de siempre, cuando no quedan demasiados argumentos de otra índole. Lo primero que debe preguntarse el «inversor racional» es si hay motivos para estar con tales rezagos respecto de otros índices. Como en toda competencia, las Bolsas también compiten entre sí, hay una que podrá capturar el liderazgo y otra que deba cerrar la marcha; el asunto es que a nadie le agrada venir como furgón de cola. Y en lugar de indagar causales que puedan estar condenando a un mercado a ese sitio indeseado, parece mejor recorrer el camino inverso y atribuir condiciones de «atraso» (y dando por supuesto que sus virtudes lo harán merecedor de otro lugar).
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No conviene mucho ser redundantes con el mensaje; los inversores, los operadores de aquí y de allá, advierten solos cuándo una mercadería está para comprarse barata y cuándo luce como muy cara. Con las limitaciones que esos dos conceptos tienen en sí mismos, en el momento de juzgar una acción o un mercado.
Estamos transitando una zona del año donde las sociedades -que venían alineadas con todo lo que se dice desde la esfera oficial-han tomado valor y hacen oír una voz que es de protesta y con una advertencia incorporada. La protesta: por la crisis de energía que está paralizando plantas de manera continuada y somete a las compañías a derivados poco agradables (como suspensiones de personal). La advertencia: que se comienza a deteriorar la economía, como obvio efecto de lo anterior. Empresas con producciones paralizadas, y eso tiene un costo fijo importante, más la probabilidad de que comiencen desabastecimientos de ciertos productos.
Esto no es otra cosa que un lastre para las propias acciones dependientes de las empresas que las emiten, y de sus próximos resultados. Si los precios bursátiles suben y las ganancias bajan, se descalza el llamado «precio/utilidad» de los papeles, que relaciona los dos ratios.
Que existan rubros que se pongan de moda, como todo lo que se relaciona con energía en estas semanas, no hace a la tendencia general del recinto sino a la de los títulos involucrados. Ponderamos en las dos últimas semanas el hecho de la resistencia a la baja que había demostrado el Merval, cuando otros sufrieron empellones. Y decíamos de lo que parece sonar a un absurdo, pero que está sirviendo en estos momentos de rigores: esa característica de haber subido mucho menos que los demás, sin tener «crema» abundante para incitar a la venta fuerte, acaso le tendió un escudo protector. Y así como la dejaron de lado en cuanto a la demanda, ahora la estén perdonando cuando venden posiciones. El tema es hasta dónde...
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