Periodista: Trump se las trae. Reparte aranceles por docenas. Con la discrecionalidad de abril, y niveles similares o inclusive más altos. A la par, multiplica la artillería contra la Fed y, en especial, contra su titular, Jerome Powell. Inclusive ahora manda a los funcionarios del gobierno a castigarlo. Y fomenta los rumores de su renuncia inminente. Lo que más sorprende es que la agitación crece y no arroja consecuencias. Wall Street se atreve a cotizar más alto y habilita nuevos récords. Son historias paralelas.
Diálogos de Wall Street: Donald Trump se las trae y la Bolsa no se hace problemas; ¿durará?
¿Volvemos a los cortocircuitos de meses atrás? Trump empuja de nuevo la suba de aranceles y el recambio de la conducción de la Fed. Sin embargo, Wall Street no se hace problemas. Y trepa cada vez más alto. ¿Durará, Gekko?
-
Leves subas en las bolsas globales a la espera de las negociaciones por los aranceles
-
Wall Street: el S&P 500 y el Dow Jones cayeron, tras dato de inflación en EEUU y resultados bancarios

Trump renueva guerra arancelaria y embiste contra la Fed. Igual, Wall Street se atreve a cotizar más alto. Lo analiza Gordon Gekko.
Gordon Gekko: Es simple. No lo toma en serio.
P.: ¿Se podrá sostener una situación así?
G.G.: Llevamos meses de postergaciones en materia de aranceles. No tiene sentido prolongar la incertidumbre, pero puede hacerse. Trump trata de cobrarle a sus socios comerciales, México y Canadá, y no encuentra la manera de entrarles de lleno. Quiere sentar a los europeos a la mesa de negociación y no consigue mucho. Sigue bregando con Japón y la India, y así sucesivamente con dos docenas de países que le interesan. Sin resultados tangibles.
P.: Trump acaba de anunciar un gravamen de 17% sobre los tomates frescos provenientes de México. Está en la minucia. ¿Puede hacerlo? ¿O lo impide el propio tratado que él impulsó en su primer período?
G.G.: Con los bienes que están técnicamente “conformes con el tratado” no ha podido innovar. Y no le encuentra la vuelta.
P.: Quiere decir que cuando habla de aplicar aranceles de 35% a Canadá y 30% a México se refiere a aquellos bienes (y servicios) que están por fuera.
G.G.: Así es. Pero su implementación también es dudosa.
P.: Usted decía que Trump estaba satisfecho con lo que ya consiguió.
G.G.: Con la recaudación contante y sonante. Casi, casi u$s23 mil millones solo en mayo. Y en poco más de 68 mil millones en los cinco primeros meses de 2025, 78% más que un año atrás.
P.: Y eso es fruto del arancel general de 10% que les impuso a todas las importaciones.
G.G.: Más los regímenes sectoriales, y esa miscelánea de minucias que sí consigue llevar a cabo. Es mucho más que el arancel universal de 10%. Las estimaciones, al día de hoy, señalan que el arancel promedio de la economía pasó de 3% a fin del año pasado a 20%.
P.: Trump debe estar muy satisfecho con esas cifras. Tanto que aspira a incrementarlas. Son recursos que en parte ayudan a enjugar el mayor déficit que promueve el paquete fiscal recién aprobado por el Congreso.
G.G.: La novedad, desde la última vez que hablamos, es que el presidente flotó la idea de cobrar un arancel indiscriminado que “puede ser de 15% o 20%”.
P.: Tampoco a eso se lo toma muy en serio.
G.G.: Pero eso es mucho más factible de concretar.
P.: Trump, por un lado, va al Congreso, aprueba una ley polémica y baja los impuestos. Y por otro empuja un impuestazo formidable al sector externo. ¿Nadie le explica la contradicción? Defiende la baja de impuestos como un resorte para impulsar un mayor crecimiento, pero no registra el efecto contrario de la segunda iniciativa.
G.G.: En el discurso, los aranceles son impuestos que pagan los extranjeros.
P.: En la práctica, no.
G.G.: A menos que los extranjeros estén dispuestos a rebajar su precio de venta en la misma proporción con tal de no perder mercado.
P.: ¿Y es así?
G.G.: Pareciera que es el caso de los precios de los automóviles japoneses. Pero eso será la excepción y no la regla. Un fenómeno transitorio, presumiblemente. Lo que se cree hoy es que los aranceles le van a restar casi un punto al crecimiento del PBI en 2025. Y van a subir en medio punto la tasa de desempleo, aunque esto último, si las deportaciones de trabajadores continúan, bien podría no verificarse.
P.: Nada muy alentador, tampoco.
G.G.: No es una agenda muy constructiva.
P.: ¿Qué decir del ataque feroz a la independencia de la Fed? ¿Tiene asidero pensar que Trump quiere promover a Scott Bessent, el actual secretario del Tesoro, como reemplazo de Jay Powell, pero con la intención de que cumpla con las dos funciones a la vez?
G.G.: Es un disparate. Así que no descarto que sea una idea en danza. Bessent ha dicho que irá a la Fed si Trump lo necesita ahí. No es la única idea en danza, porque el desfile de candidatos se hace a plena luz del día. Kevin Hassett no deja de postularse, aunque la designación le quede demasiado grande.
P.: Kevin Warsh, quien supo ser gobernador de la Fed en tiempos de Ben Bernanke, y no tuvo un paso criticable, tiene el mismo entusiasmo y quizás mayor capacidad. Bernanke consideró que le fue de gran ayuda cuando estalló la crisis de Lehman Brothers.
G.G.: Es un hombre con muchos contactos bancarios y de mercado. Aunque a diferencia de Bessent no es un operador con experiencia; sí, más bien, un lobista.
P.: Warsh ya dijo que tiene mucha simpatía con la frustración de Trump con la Fed.
G.G.: No hay dudas de que ansía la posición. Los aranceles no son inflacionarios, dijo. Y las tasas tienen que ser más bajas. Y ya abogó por un cambio de régimen en la institución. Lo que supone, según sus palabras, un nuevo set de políticas, una nueva manera de pensar acerca del crecimiento económico y sobre qué causa la inflación. Lo que también exige “nuevo personal”.
P.: ¿Cree que hay chances de que esta gente llegue a la Fed?
G.G.: Trump propone, pero el Senado es el que aprueba. En su primer mandato presidencial, los candidatos que no tenían antecedentes razonables, no pasaron ese filtro.
P.: ¿Y hay alguien así en el candelero?
G.G.: El gobernador Chris Waller, sin dudas.
P.: ¿Cuánto tiempo puede Wall Street sostener su racha de récords indiferente a este mar de fondo?
G.G.: Es una buena pregunta. Mientras sea solo un telón de fondo, no es incompatible. Pero si se pretende que ocupe el centro de la escena, ya vimos que Trump arruga cuando se le viene la mampostería encima. Lo veo cediendo más que imponiendo su voluntad. Y creo que eso, en definitiva, es también lo mejor para su propio interés.
- Temas
- Wall Street
- Donald Trump
Dejá tu comentario