El ministro Luis Caputo dijo que no habrá cambios con las bandas el lunes próximo. Lo sostuvo este miércoles en la Bolsa de Comercio de Córdoba. Pero lo contrafáctico no funciona: no sería lógico pensar que el titular del Palacio de Hacienda, en su microclima, hubiese advertido a la ciudadanía toda de un cambio de régimen con el dólar justo cuando el Gobierno -y los argentinos- sufren una corrida cambiaria de proporciones históricas.
Dólar: Scott Bessent, FMI, los multilaterales y el desafío de pensar un protocolo de contención para el día después
La corrida con el dólar no se detiene. La ayuda de Estados Unidos se traduce en millones de dólares que son vendidos en forma cotidiana.
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Las conversaciones se aceleran en Washington por el protocolo de contención del dólar.
Claro, el tipo de cambio mayorista oficial apenas se mueve, por estas horas, alcista en esencia, parado en una baldosa, en el punto exacto donde termina la banda superior del tipo de cambio. El cielorraso de la banda.
La zona es referida: $1.492. Del otro lado, el abismo de lo desconocido. En ese metro cuadrado están todos. Los que invierten, atesoran, lucran, especulan.
Pero está también el Gobierno, el equipo económico a pleno. También están los organismos multilaterales que prometen -ahora- que los dólares con destino específico, por una magia desconocida, podrán ser canalizados para recompra de deuda en el mercado secundario bajo la promesa de no desatender el objetivo último. Llegó -en vuelo privado- hasta ese punto exacto incluso el presidente de J.P. Morgan, Jamie Dimon.
Está, también, Georgieva & Co., todo el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, sobre todo, parado en esa inestable baldosa, detrás de los bifocales rectangulares, asoma el escrutinio de águila del secretario Scott Bessent y su máquina de hacer dólares.
Gracias a Bessent, el Gobierno, el FMI, los organismos multilaterales, transitan por estas horas, sin urgencias visibles, sopesando proyecciones electorales para el domingo y, por supuesto, diseñando todo un protocolo de contención para el día después. El 27-0.
Aunque el dato no está disponible, podría pensarse que el Tesoro de Estados Unidos debe haber invertido ya el equivalente a u$s1.500 millones, pero en pesos argentinos. Y que podría tranquilamente terminar esta aventura preelectoral en la zona de los u$s2.000 millones. Nada mal. A eso habrá que sumar los u$s2.000 millones del Tesoro argentino. Y tanto más.
De fondo, las preguntas subsisten. Es más, son cada vez más profundas. ¿Puede la economía reactivarse con este programa económico? ¿Hasta dónde llegará el respaldo de EEUU?
Los bonos argentinos van camino a rendir 20% en dólares. Pero los compradores brillan por su ausencia, a pesar de las promesas de pago futuro.
Por un lado, el Gobierno apuesta todo a un resultado equilibrado a nivel país. Digamos, un resultado para LLA que se ubicaría en la zona del 33 al 35%. De avanzar un poco más, estiman en la Casa Rosada, se tendría un lunes donde bajarían las tensiones y los argentinos comenzarían a des-dolarizarse.
En este escenario, están incluso aquellos que se imaginan una especie de castigo propinado por el experto trader en monedas Scott Bessent, profundizando la apreciación del peso argentino y haciéndoles perder dinero a los abanderados del Tío Sam.
Del otro lado, están aquellos que intuyen que si el resultado no es bueno, y abre la puerta de un reseteo político, esto implicaría necesariamente un reseteo de la política monetaria y cambiaria.
Y están aquellos que piensan que cualquier resultado tendrá como resultado, la ansiada flotación, siempre bajo la tutela de Donald Trump.
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