22 de octubre 2001 - 00:00

Dolarizar es una solución si hay acuerdo con los EE.UU.

Dolarizar es una solución si hay acuerdo con los EE.UU.
La dolarización es una buena medida para la Argentina, pero no le disminuirá necesariamente el problema central: el temor al default. Tampoco significará inmediatamente una baja de la tasa de interés. Si bien dolarizar aleja el peligro de devaluación, la tasa queda inmediatamente atada al riesgopaís que está vinculado con la posible cesación en los pagos.

Por otra parte, la Argentina ya está pagando costos similares a los de haber devaluado. La caída de ingresos de personas y empresas ha hecho que las cuotas de sus créditos suban en términos reales y sean más difíciles de pagar. También han bajado en dólares el precio de sus activos. Hoy un edificio, un terreno o el valor de las empresas no es el mismo que hace unos pocos años.

La Argentina puede adoptar la dolarización siempre y cuando los Estados Unidos compensen al país porque perdería poco más de u$s 700 millones al año
que ingresan por las reservas que tiene depositadas en los bancos del exterior. Este es el obstáculo más grande para que el país adopte este sistema.

En los Estados Unidos hay un sector que impulsa compartir el señoreaje, porque para ellos hay una ganancia en cada país que utilice su moneda. Sin embargo, la Reserva Federal se opone. El señoreaje es el costo más grande que tiene la dolarización.

Por el sistema de señoreaje, la Argentina imprimiendo billetes que tienen un costo de centavos, compra divisas, títulos u oro. Es decir, paga estos activos con un billete que le costó pocos centavos imprimir. Se gana la diferencia entre el valor nominal del billete y lo que le costó hacerlo. Esto se conoce como señoreaje neto.

En los Estados Unidos cada billete de dólar, contando la materia prima y los sueldos de la Reserva Federal, cuesta 3 centavos.
El señoreaje neto del billete de un dólar es de 97 centavos y el de uno de 100, de 99,97 dólares. Con un billete de 100 dólares, Estados Unidos puede comprar 108 euros, pero en realidad los está pagando con un papel que le costó 3 centavos imprimirlo.

En los Estados Unidos, el señoreaje por imprimir dólares es de u$s 25 mil millones, que representa 1,5 punto del PBI, según el trabajo más completo que hay sobre dolarización que es el confeccionado en 1999 por el Comité de Asuntos Económicos del Senado de los Estados Unidos. El presidente del Comité, Connie Mack, es uno de los más fervientes impulsores de la dolarización y trabó estrecha relación con Carlos Menem para hacerla posible en la Argentina.

Canje

Una de las ideas que adoptaron los senadores norteamericanos es la del economista Robert Barro, que consiste en cambiar los billetes del país que adopta el dólar por bonos del Tesoro. Sólo los intereses que devenga ese bono se darían al país, el capital no. El bono quedaría guardado en el Tesoro de Estados Unidos. Por caso, un bono de 100 dólares que rinde 5% anual, implicaría que la Argentina le entregue 100 pesos y cada año cobre u$s 5 de interés, para compensarla por la pérdida de señoreaje. Jamás la Argentina se quedaría con los u$s 100 del bono. Sin embargo, el mecanismo tiene un riesgo. Según el Senado norteamericano, «el problema es que la Argentina puede tomar la suma total inicial, darse la vuelta y reintroducir su moneda doméstica, estafando a los Estados Unidos con u$s 16 mil millones. Los Estados Unidos tendrían u$s 16 mil millones en billetes de pesos para gastar, pero la Argentina podría simplemente imprimir nuevos billetes de un diseño diferente y declarar que los viejos no valen. Un problema similar ocurriría si en vez de pesos, la Reserva Federal recibe bonos del gobierno argentino. La Argentina parece confiable, pero no todos los países pueden serlo», señala el Comité.

El Senado norteamericano se inclina, en realidad, por una fórmula más complicada que contempla que
la Argentina, con una dolarización de u$s 16 mil millones, participaría de 2,85% de los dólares en circulación. Como debe entregar certificados del Tesoro para que le den esos dólares, allí tiene una renta de 5% anual, aproximadamente. Se calcula que el costo neto de operar la Reserva Federal permanece en u$s 1.000 millones al año y que la base promedio durante el año es de u$s 580 mil millones. Insertando estas cifras en una fórmula, la participación de la Argentina en el señoreaje es de u$s 784 millones.

La fórmula es la siguiente: [(u$s 580 mil millones x 0,05) - u$s 1.000 millones] x 0,028 x 1 = (u$s 29 mil millones - u$s 1.000 millones) x 0,028 x 1 = u$s 784 millones.

Sobre esta cifra hay que negociar cuanto se comparte si 75% para la Argentina y 25% para los Estados Unidos o 50% para cada uno.

El Senado calcula, además, que
si se dolariza Brasil necesitará u$s 50 mil millones, lo que bajará la participación de la Argentina en el señoreaje a 2,58%, pero mantendrá la cantidad nominal de u$s 16.800 millones.

La Argentina con la dolarización no perdería del todo su unidad monetaria porque podría mantener las monedas y el cambio chico que representarían alrededor de 5% del dinero en circulación.


Por otro lado, desaparecerían muchas de las funciones de política monetaria del Banco Central, entre ellas la de prestador de última instancia ante cualquier complicación en el sistema financiero. Pero cuando un país se dolariza, las casas matrices de los bancos extranjeros son las que proporcionan fondos ante situaciones de emergencia. Además, el país que adopta la dolarización tiene siempre abierta una línea de crédito internacional, como tiene la Argentina con las Repo que se utilizaron recientemente por la caída de depósitos.

Tasas

Otro problema que resolvería la dolarización es el del diferencial de tasas, ya que desaparecerían los pesos. Al no coexistir dos tasas de interés, el país se quedaría con la más baja, lo que ayudaría a bajar los costos del dinero.

El mundo, de una u otra manera, está dolarizado. Hay alrededor de u$s 480 mil millones emitidos, de los cuales u$s 300 mil millones los tienen extranjeros en denominaciones grandes. Muchos de ellos los guardan en el colchón, otros los depositan en paraísos fiscales, otros alimentan un circuito en negro y el resto lo mantiene en cuentas en el exterior o en su país si están legalizadas las cuentas en dólares. Es decir, más de 70% o más de los billetes no están en poder de los norteamericanos.

Por ejemplo, los rusos atesoran u$s 40 mil millones. Si mañana se dispusiera la dolarización tendrían una interesante base para empezar. Según el trabajo del Senado norteamericano, esa cifra es el doble de los rublos que circulan o están depositados.

En Bolivia, con el peso boliviano se compran los artículos de uso cotidiano, pero los autos y propiedades se pagan en dólares. Los grandes depósitos también están hechos en esa moneda.

En la Argentina, la circulación monetaria es de poco más de $ 12 mil millones, mientras en el exterior se calcula que los argentinos tienen ahorrados más de 70 mil millones de dólares.

Las cifras son abrumadoras y demuestran que el argumento de la moneda propia y la soberanía sólo rige en los discursos; en la práctica, el atesoramiento se hace en dólares.

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