Con la tarea consumada a un día de cerrar el mes, el índice Merval comenzó a probarse un talle más grande. Avances y retrocesos, tanteos de nuevas marcas máximas, reconocimiento de un terreno inédito en lo que hace a marcas nominales, y sin desconocer que los temores están presentes frente a lo desconocido. Los puntos de mínima y máxima, en las últimas dos fechas de noviembre, resultan testimoniales en tales aspectos. Recordemos: para el día 27, ocasión donde se hizo cumbre, el envión llevó a un máximo de algo más de 1.001 punto, pero quedando en el cierre a 993. Marca de la ola en la playa, dejando su presencia húmeda, pero retorno a niveles calmos. En la fecha donde se estrenó el nivel de cuatro dígitos, el viernes, el impulso llevó la cifra a los 1.005 puntos, aunque concluyendo luego en 996. De tal modo, se formó un pequeño diente de serrucho donde tanto los máximos como los mínimos quedaron un poco más arriba que después de los retrocesos anteriores. Una suerte de confirmación de tendencia alcista, que persite en términos mesurados.
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Después del feriado del jueves en Wall Street, ese día intermedio no podía acumular demasiada actividad en el Norte. Por lo que los $ 50 millones aproximados que se hicieron para nuestras acciones gozan de algún valor agregado y ponderan de manera superior. No es todavía una base confiable y segura, pero se instaló en otra esfera mucho más activa. El recomienzo, en el último mes, puede dar algunas señales más...
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