Con bonos deprimidos y acciones que recién ahora recobran cierto vigor, el euro se transformó en uno de los negocios financieros del año para los inversores locales. Quien compró la moneda europea con pesos a principios de año y decide vender ahora habrá ganado casi 15%.
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A principios de año, la cotización se ubicaba en $ 4,01 para la venta. Ayer cerró en $ 4,59, aunque había tocado $ 4,60 el viernes. La contracara es, lógicamente, la continua depreciación de la moneda local. No sólo el peso se devaluó contra el dólar (al revés de lo que ocurrió en el mundo), sino que este movimiento se notó mucho más contra el euro.
Lo concreto es que en este fenómeno confluyen la suba del euro contra las principales monedas del mundo, pero también la debilidad del peso que acentúa esta tendencia internacional. Por eso, no extraña que el tipo de cambio real multilateral que todos los meses divulga el Banco Central haya caído sólo levemente a pesar de la alta inflación que se registra en el país. La depreciación del peso contra el resto de las monedas permite que no se produzca una baja acentuada del tipo de cambio.
Demanda
En las casas de cambio aseguran que hubo un significativo aumento de la demanda de billetes de euro, sobre todo en los últimos meses. Una gran cantidad de sucursales bancarias y también de casas de cambio no tienen otro remedio que rechazar operaciones, sencillamente porque no están abastecidas. La demanda de dólares fue siempre algo común, pero el fenómeno de ahorrar en euros recién ahora está ganando adeptos.
Por supuesto, nadie hoy está en condiciones de predecir qué puede ocurrir con la cotización de la moneda europea. La opinión de los grandes bancos de inversión en Wall Street es que a 1,42 por dólar ya estaría cerca de haber tocado los máximos. Sobre todo si el Banco Central Europeo también avanza con una disminución de tasas. En este caso, podría ser un momento más propicio para vender y elegir otras alternativas financieras para acumular.
Para el inversor local, una de las contras sigue siendo que la brecha («spread») entre el precio de compra ($ 4,49) y de venta ($ 4,59) es superior a 2%. Termina, en definitiva, reduciendo el nivel de rentabilidad final para el inversor poco sofisticado que sólo tiene como alternativa la compra de billetes. Esta diferencia es más del doble de la que está vigente en las pizarras transando con dólares.
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