3 de junio 2021 - 00:00

Bonistas, atentos y ya dispuestos a presionar al FMI para un acuerdo duro

Comienzan a movilizarse los terceros interesados en llegar a un buen puerto. Buscan que el organismo le exija al país el diseño de un plan económico lo más fiscalista y ortodoxo posible.

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Gentileza: Headtopics

Argentina, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París se desperezan y comienzan a hablar en serio sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo general, para ser anunciado luego de las elecciones legislativas de noviembre. Y en paralelo, comienzan también a movilizarse los terceros interesados en llegar a un buen puerto en las discusiones para cerrar un Facilidades Extendidas entre Argentina y el organismo que maneja Kristalina Georgieva. Los grandes fondos de inversión internacionales que ingresaron al canje de deuda de títulos soberanos emitidos bajo legislación nacional, preparan su estrategia para pasar nuevamente a la acción; y comenzar a presionar al Fondo Monetario para que le exija al país el diseño de un plan económico lo más fiscalista y ortodoxo posible.

En su Norte hay una misión doble. Por un lado los títulos públicos recibidos en el canje cerrado en agosto del año pasado, siguen cotizando más cerca de los niveles de default que de un portfolio interesando. Por el otro, ya están preocupados por un dato realista: quieren comenzar a tener certezas que podrán cobrar sus bonos desde enero de 2025, cuando deberían empezar a liquidarse capital de los papeles que primero vencen y que fueron lanzados en el canje de deuda.

La preocupación es similar a la del organismo financiero, que en el acuerdo que se discuta con Argentina, una de las cuestiones a tratar es que el país tenga un plan lo suficientemente sólido como para que potencialmente cuente con los dólares que se le deberían liquidar al FMI en el 2026, primera año de pago de capitales e intereses en un Facilidades Extendidas a 10 años. Pero, a diferencia del Fondo donde los vencimientos pueden renegociarse y extender en el tiempo los pagos; en el mercado financiero voluntario internacional la deuda se debe liquidar. Y esto puede concretarse con reservas o con la emisión de nuevos títulos públicos lanzados en los mercados voluntarios de deuda, preferentemente en Wall Street. Para los bonistas es indiferente si el dinero para el cumplimiento de las obligaciones sale de los dólares acumulados en el BCRA o de nueva emisión de pasivos. Lo importante es que el dinero esté, y que a partir de esa novedad los precios de los papeles se normalicen y coticen a una posición más compatible con títulos públicos de un país con calificación de emergente; y no siempre al borde del default.

Para que esto se concrete, coinciden los bonistas internacionales, este es el momento exacto en el que habrá que presionar sobre el FMI para que el organismo que maneja Kristalina Georgieva obligue a firmar a la Argentina un acuerdo que garantice la solvencia fiscal, monetaria y contable lo suficientemente sólida para que los pagos estén asegurados. Se especula en que en pocas semanas volverán los comunicados conjuntos de los tres grupos de acreedores que representaron a los bonistas durante el proceso de negociaciones de la deuda, y que desde agosto volvieron a expresarse en no menos de tres oportunidades; quejándose de la letanía en las negociaciones con el FMI al ritmo del desplome de sus tenencias de bonos.

La última vez fue en febrero pasado, cuando cansados de contabilizar pérdidas en sus títulos públicos canjeados, y ante la real alternativa de una demora en el tiempo de un acuerdo entre Argentina y el FMI, lanzaron un comunicado conjunto donde llaman a las partes a acelerar conversaciones, ante la realidad de estar desaprovechando el gobierno nacional un panorama global favorable. Según la carta pública firmada por el Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos del Canje de la Argentina (Exchange Bondholders), “Argentina necesita desesperadamente un acuerdo con el FMI”, ya que éste “es la única fuente probable de anclajes políticos y un marco creíble a medio plazo que pueda aportar estabilidad”. El grupo que aceptó la propuesta oficial el año pasado, aseguró también entonces que “sin embargo, el Gobierno parece estar contemplando seriamente la posibilidad de retrasar un acuerdo con el FMI para tener la libertad de continuar con sus políticas insostenibles aún más tiempo. Con las reservas ya en niveles peligrosamente bajos, tal estrategia equivale a una apuesta temeraria”, dijeron los bonistas en aquel comunicado.

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