8 de febrero 2007 - 00:00

Juez Griesa harto con el gobierno argentino

A más de cinco años de la cesación de pagos, súbitamente están surgiendo nuevas señales contra la Argentina por juicios de bonistas por el default. Lo más importante, y muy preocupante por cierto, es que el juez Griesa no sólo está acelerando los fallos contra el país, sino que avala embargos a cualquier activo. Puntualmente, el viernes último hubo una audiencia en la que estaban en disputa u$s 100 millones en reservas del Banco Central congeladas por el magistrado. Normalmente, al tratarse de reservas de un país, automáticamente quedan liberadas de embargos de acreedores. No fue así en este caso. Es que considera que desde diciembre de 2001, cuando se anunció el default, lo único que se hizo, más allá del canje, fue apelar a cualquier tipo de recurso para ganar tiempo y no pagar. Es decir, que no hay ninguna intención del gobierno de arreglar 100% de la deuda que entró en default. Recuérdese que la aceptación en la oferta de 2005 a bonistas fue de 76,15%. Antes de las elecciones, jamás Néstor Kirchner reabriría el canje de la deuda, ni siquiera en peores condiciones. Lo que es seguro es que las demandas avanzarán y que Griesa dará luz verde a embargos.

Thomas Griesa
Thomas Griesa
Trascendieron ayer los datos de una importante audiencia entre abogados de la Argentina y los de bonistas por el default. Fue el viernes pasado ante el juez Griesa y lo más significativo: estaba en juego un nuevo embargo por u$s 100 millones del Banco Central que estaban depositados en la Reserva Federal de Nueva York.

La audiencia pública había sido fijada para las 14.30 horas en el Tribunal de Justicia ubicado a pocas cuadras al sur de Chinatown y próximo a Wall Street. Sorprendió a los asistentes las rigurosas medidas para ingresar a todas las oficinas del edificio, no sólo a la que se trataba el caso Argentina. Dos docenas de abogados (los del estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton por el gobierno; los de Sullivan and Cromwell por el Banco Central y los representantes de los bonistas) presentes, lo que reflejaba la importancia de lo que estaba en juego.

  • Embargos

  • Precedido por los «clerks», los asistentes de los jueces seleccionados entre los mejores promedios de las universidades y que luego son capturados por los principales estudios jurídicos, Thomas Griesa, envuelto en la toga negra con sus casi dos metros de altura, ingresó al salón. Volvió a estar en discusión la posibilidad de que los embargos de los bonistas se puedan efectuar sobre las reservas internacionales del Banco Central.

    Una vez más los abogados de bonistas plantearon que se trataba de activos comerciales de la Argentina y que, por lo tanto estaban sujetos a ser congelados por la cesación de pagos. Fueron más allá y señalaron que «el Banco Central en la Argentina no es independiente y es un alter ego del gobierno nacional». Contra la petición de nuestro país, Thomas Griesa señaló que lo que estaba en juego no era cosa juzgada. Pero en ese momento comenzó el magistrado a canalizar su estado de ánimo sobre las demandas que se están haciendo desde que se entró en cesación de pagos, hace ya más de 5 años. «La Argentina tiene que pagar los bonos. Me resulta incomprensible que no lo haga. Más incomprensible es que habiendo yo ordenado que se paguen, no lo hicieran y hayan apelado todo para perder tiempo y no cumplir».

    Tras varios idas y vueltas sobre el tema, Griesa dirigiéndose a los representantes de los bonistas agregó: «voy a tener la flexibilidad necesaria, siempre sobre bases legales, como para que los acreedores cobren lo que se les debe. Siendo las 16 horas de un viernes, esto es todo». Así mantuvo el embargo, y dejó abierta la posibilidad de la convocatoria a una nueva audiencia aún sin fecha definida. Para la Argentina, un mensaje directo del malestar existente por el default en Estados Unidos y del riesgo que corren los activos del país.

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