Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando J. Ferreres y Asociados.
En los últimos dos días el tipo de cambio oficial subió 16%. La mayor parte de esta devaluación se produjo en el último día y resultó ser la mayor suba del tipo de cambio desde fines de marzo del 2002. En los últimos meses el Banco Central estaba llevando una política de devaluación gradual acelerada con el objetivo de mejorar la competitividad cambiaria y reducir la pérdida de reservas. Sin embargo, este esquema de mini devaluaciones fue perdiendo efectividad y las reservas cayeron a un ritmo de US$92 millones diarios en enero y de US$140 millones en la última semana, al tiempo que la brecha cambiaria con el dólar paralelo no lograba reducirse. Esto, junto con las dificultades para conseguir fondos del exterior pudieron ser las razones para acelerar los tiempos de devaluación.
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Sin embargo, el problema cambiario está más cerca de ser una consecuencia de los desequilibrios que afectan la economía Argentina que ser la causa de los mismos. En efecto, a partir del 2008 el tipo de cambio dejó de ser un tipo de cambio alto y comenzó a apreciarse, a medida que se aceleraba la inflación. Incluso, el Gobierno mantuvo bajos los niveles de devaluación con el objetivo de que el tipo de cambio ayudara a frenar el alza de los precios. Para el 2011 se hizo evidente que el dólar estaba barato y que ya muchas empresas, industrias y economías regionales tenían dificultades para competir internacionalmente, al tiempo que comenzó a parecer una fuerte expectativa de devaluación.
Ese año la salida de capitales, superó los US$ 21.000 millones, cifra que resultaba completamente insostenible. En esa oportunidad el Gobierno evitó que el tipo de cambio subiera pero luego luego de las elecciones se introdujeron las primeras medidas del Cepo cambiario.
Este instrumento produjo instantáneamente la aparición del dólar paralelo que sube continuamente y si bien detuvo la salida de capitales por las vías más ortodoxas no impidió que cayeran las reservas internacionales por otras vías alternativas. Adicionalmente, la diferencia entre la creciente inflación y los poca suba del tipo de cambio continuaron apreciando el tipo de cambio, reduciendo la oferta del mismo.
En efecto, el Cepo cambiario tiende a disuadir a aquél que quiera ingresar capital, al tiempo que reduce la rentabilidad de las exportaciones y favorece las importaciones. De esta manera la oferta de dólares se fue reduciendo y se aceleró la caída de las reservas. En 2013 el Gobierno decidió acelerar el ritmo de devaluación para recomponer la competitividad, desalentar algo las importaciones y tratar de reducir las reservas. Este proceso, tuvo cierto éxito inicialmente ya que evitó que la inflación subiera demasiado. Sin embargo en los últimos meses la inflación comenzó a acelerarse hasta superar 29% en diciembre y lo mismo sucedió con el ritmo de devaluación.
Este proceso se deterioró en enero con la aceleración en la pérdida de reservas que cayeron por debajo de los US$30.000 millones y posiblemente terminen por debajo de los US$29.000 millones a finales de enero. Es probable que ante este panorama se haya permitido que se acelere el ritmo de devaluación.
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