Lagarde advierte que medidas de bancos centrales ricos pueden afectar a países emergentes
-
Acuerdo comercial con EEUU: punto por punto, cuáles son las claves del pacto bilateral
-
Los industriales advierten: "Argentina no se puede apoyar solo en la fuerza de recursos naturales"
"Dado el efecto recíproco de las decisiones de política monetaria, los bancos centrales necesitan reforzar su diálogo internacional y la cooperación", abogó.
El ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, aun reconociendo que en la asamblea anual del FMI y el BM no hubo "mucha receptividad" a su discurso, fue explícito esta semana, al relanzar el debate sobre la "guerra de monedas".
Según él, los efectos colaterales del expansionismo monetario de las potencias industrializadas "serán tal vez peores que los resultados directos".
"Los países avanzados no pueden esperar librarse de la crisis en detrimento de los países emergentes", declaró Mantega el sábado en la capital japonesa, asegurando que Brasil tomará "todas las medidas necesarias" para protegerse de la llegada de flujos masivos de capital.
En el discurso pronunciado este domingo, Lagarde hizo un ejercicio de equilibrismo diplomático, intentando mostrarse comprensiva con los bancos centrales de los países desarrollados, que según ella tomaron medidas "legítimas" y "necesarias", y los emergentes.
"Hemos visto que los grandes bancos centrales tomaron una serie de iniciativas firmes, que el FMI estima mucho y considera como factores de estabilidad", dijo.
Sin embargo, "hay consideraciones divergentes dentro de los países y entre ellos sobre algunos asuntos importantes, como la gestión de los flujos de capitales".
"Puede que los desacuerdos sean inevitables, pero no debemos olvidar que todos tenemos una responsabilidad en la estabilidad financiera mundial", añadió Lagarde.
Así "dado el efecto recíproco de las decisiones de política monetaria, los bancos centrales necesitan reforzar su diálogo internacional y la cooperación", abogó.
En el centro de las críticas de los emergentes se encuentra la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que desde fines de 2008 inyectó más de 2,34 billones de dólares en el circuito financiero para mantener las tasas de interés lo más bajas posible a largo plazo e intentar así acelerar la recuperación económica.
Defendiendo su gestión, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, afirmó en Tokio que su política "contribuye no sólo a apuntalar la recuperación económica norteamericana, sino que también, al estimular el gasto y el crecimiento, a ayudar a la economía mundial".
Bernanke sostuvo también que "las relaciones de causa a efecto entre la política monetaria de los países con economías avanzadas y los flujos de capitales internacionales son más débiles de lo que a veces se dice".




Dejá tu comentario