Cuando quedan apenas dos días hábiles de febrero, la tendencia confirma que el segundo mes del año cerraría con un magro ingreso de divisas por parte de las empresas agroexportadoras. Hasta la semana pasada el sector había liquidado apenas u$s555 millones y las proyecciones indican que con suerte el balance final del segundo mes del año rozaría los u$s700 millones; lo que significa la menor cifra para este período desde el 2005.
Liquidación de febrero cerraría por debajo de los u$s700 millones (la cifra más baja en 18 años)
Hasta la semana pasada habían ingresado apenas u$s555 millones en el mes. Según la Fundación Mediterránea, este año el agro aportaría u$s10.000 millones menos que en 2022.
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De esta manera se confirma lo adelantado por Ámbito, respecto a que el primer bimestre del año, luego de un enero con ingresos por u$s928 millones, sería el de menor volumen desde el 2004. En tanto, a pesar de esta situación, en el Gobierno, hasta el momento, descartan el lanzamiento de un nuevo dólar soja para acelerar el ingreso de divisas provenientes del grano sin vender de la campaña pasada que asciende a alrededor de 7,7 millones de toneladas.
Según explican en la cartera Agrícola actualmente el foco de la gestión está en llegar con herramientas de asistencia y financieras a aquellos productores, con especial énfasis en los pequeños y medianos, afectados por la sequía. En paralelo, la contención y medidas control para que no se propague la gripe aviar es otra gestión fundamental que está llevando adelante el Gobierno.
Mientras tanto, las ventas de la oleaginosa continúan prácticamente paralizadas ya que a la fecha el productor que tiene grano almacenado es aquel que cuenta con la suficiente espalda financiera para hacerlo, y la coyuntura no es del todo propicia para avanzar con la comercialización de la oleaginosa. Es que la alta brecha entre el dólar oficial y los paralelos generan una distorsión muy importante en el sector, teniendo en cuenta además que los agricultores reciben el valor a dólar oficial menos el 33% de retenciones.
Claramente la actual sequía que azota a la Argentina se convirtió no solo en un dolor de cabeza para los productores agropecuarios sino para la economía en general. La menor disponibilidad de dólares de este año ya se está haciendo sentir en la macroeconomía y plantea un escenario desafiante para los próximos meses del año.
Según el último informe elaborado por la Fundación Mediterránea, un escenario base para la campaña de la oleaginosa se soja supone una producción de 34,5 millones de toneladas en el ciclo 2022/23, importaciones por 6 millones de toneladas, molienda de 36 millones, exportaciones de soja grano por 1,5 millones y existencias finales en torno a los 2 millones de toneladas. En este escenario, las exportaciones totales de principales productos agropecuarios y derivados industriales (granos, aceites, harinas, carne bovina y lácteos) se estaría aproximando a los u$s37.800 millones en 2023, con una caída de u$s8.400 millones respecto al año previo (-18%). Lo cierto es que esta proyección ya ha quedado obsoleta porque el último jueves la Bolsa de Cereales de Buenos Aires llevó a la cosecha de soja las 33,5 millones de toneladas, es decir, por debajo de lo estimado anteriormente. En tanto, teniendo en cuenta una menor producción, la pérdida de divisas se agravaría hasta los (-u$s10.000 millones, -22%). Mientras, algo ya poco probable, si el clima mejora la merma en el ingreso de divisas podría llegar a hasta los u$s6.5000, lo que marca un retroceso del 14%.
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