Gana el que gana… la iniciativa. El Gobierno parece haber recuperado el centro de escena política en el día donde se conocerá el dato de inflación y la semana que tuvo como eje la victoria de JxC en Santa Fe. En una sucesión de anuncios, -hoy habrá uno a las 19 horas- el ministro Sergio Massa encontró la piedra de toque de lo que, ahora sí, quiere parecerse a una campaña electoral por parte de un oficialismo.
Lo que viene: anticuerpos de Massa, aguinaldo, el síndrome de tik-tok y el fantasma del dólar-motosierra
Se sabe: en cualquier parte del planeta, un gobierno que busca reelegir utiliza lo que tiene a mano -que es mucho- para seducir al electorado.
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Se sabe: en cualquier parte del planeta, un gobierno que busca reelegir utiliza lo que tiene a mano -que es mucho- para seducir al electorado. Generalmente el eje está puesto en la gestión, tanto la pasada como la presente. Sin embargo, ese esquema resulta poco conveniente para el candidato Massa. Esa debilidad lo condenaba a no poder constituir un relato del porvenir, en rigor, la promesa electoral.
Recalculando
Pero algo de eso cambió esta semana. De ahí, dos elementos, rápidos, para mencionar:
Uno. El candidato-Massa parece haber conseguido los recursos monetarios suficientes para demostrar que puede comenzar a hacer aquello que promete como parte de su futuro gobierno. Bono a jubilados, acuerdo de precios y salarios, reforma de Ganancias, anuncios para monotributistas y autónomos, etc.
Dos. Apareció la promesa, en clave política, la expectativa de un cambio, un recurso que no había podido desplegar en la previa, quizás porque debía mantener el “perfil bajo” para no despertar la ira del FMI en la previa al desembolso por u$s 7500 millones.
Llegan los dólares
Con los dólares en el BCRA, y un millón de frentes abiertos en el plano financiero y de liquidez, Massa entendió que la única forma de llamar la atención de la sociedad -abstraída con los tik-tok de Milei mientras paga precios cada vez más altos en la góndola- es apuntalando los bolsillos.
Mejorar del poder adquisitivo de los ingresos como sea, por decreto, bajando impuestos, otorgando bonos, reabriendo paritarias. En el fondo, Massa desconfía que el votante de Milei crea que, llegado el momento, la “motosierra” y el blef de la dolarización sirva para algo más que para facilitarle la llegada al poder al León del Abasto.
Más cerca desaparece
En síntesis: más allá de la inercia inflacionaria, las pujas intestinas en la coalición gobernante y de las objeciones del organismo que conduce Kristalina Georgieva, el recurso de fortalecer -aunque sea de corto plazo- el poder adquisitivo, se transforma en un potente argumento porque el resto de la oposición pareciera no detenerse en ese enfoque, al abonar discusiones macro -bajar el déficit, dolarizar, bimonetarismo, casta- que se van alejando a medida que se acerca la elección, casi un rayo baglinizador.
Para Massa, es clave que el electorado -el de Unión por la Patria y el que aún podría identificarse con esta coalición, pero no fue a votar en las PASO- comience a vislumbrar algo de lo que el novelista Cormac McCarthy solía decir: “Si podés cumplir una promesa chica, entonces seguro podes cumplir una grande”. Con recursos habilitados para el corto plazo y una agenda de reformas progresistas que comenzará a inundar la mesa de entradas del Congreso, Massa ya tiene su estrategia por 15 días.
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