6 de agosto 2003 - 00:00

Los acreedores esperan a Lavagna con "cacerolazo"

El distintivo del grupo de ahorristas denominado IGA, que prepara su protesta contra las autoridades argentinas.
El distintivo del grupo de ahorristas denominado IGA, que prepara su protesta contra las autoridades argentinas.
El equipo económico argentino no sentirá nostalgia cuando viaje a Dubai, Emiratos Arabes Unidos, para participar de la reunión anual del FMI y Banco Mundial entre el 17 y el 24 de setiembre.Allí lo esperan pancartas, posiblemente cacerolas y ruidosos manifestantes que reclamarán por sus derechos. Esta vez no será NitoArtaza el que presida las demostraciones sino un émulo alemán, Stephan Engelsberger, que encabeza un plan de lucha para que los pequeños ahorristas de su país (más de 40.000) recuperen lo invertido en bonos argentinos.

Engelsberger encabeza a un grupo de ahorristas de origen bávaro que reúne bonos argentinos por un monto equivalente a los u$s 200 millones, a través del denominado grupo IGA. No se trata de un monto demasiado significativo (la deuda total en default asciende Ponaseabrir un café de estilo porteño en mi ciudad natal para vender productos argentinos. Así estaré colaborando con el país para que tenga más recursos y pueda pagarnos la deuda», según le explicó la semana pasada a «The New York Times». Hasta ya decidió que será Colón el nombre del bar en medio de los Alpes.

Su objetivo es «demostrar a los argentinos que nosotros, los ahorristas, queremos el bien del país y por eso invertimos en él». La idea es revertir la imagen hostil que se fue generando en la Argentina sobre la demanda de los acreedores inter
nacionales.

La conformación del IGA y la posibilidad de integrarse al grupo alemán como miembro cuesta 430 euros, es decir unos 1.400 pesos. Integrarse al grupo no tiene efectos prácticos a la hora de conseguir ventajas en la reestructuración. Al menos, desde el Palacio de Hacienda se preocupan por destacar que los inversores «serán tratados en forma equitativa».

La postura de Engelsberger respecto del proceso de reestructuración refleja cuál es la posición de los inversores alemanes: «De ninguna manera aceptaremos una quita de 50% del capital, ni hablar de 70%», se queja.

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