"Para frenar precios hacen falta inversión y apertura"
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A.G.G.: Es una política más fácil de implementar en la primera parte de un proceso de recuperación, cuando la demanda de dinero crece a altas tasas, que cuando la recuperación madura y la demanda de dinero frena la tasa de crecimiento. Es ahí cuando aparece la esterilización costosa, etapa de la cual no estamos lejos. Pero se puede evitar logrando más superávit fiscal a nivel consolidado y usándolo más como un instrumento de esterilización o de compra de dólares por parte del Tesoro, relevando al BCRA de comprar con expansión monetaria. Una acción concreta sería: el Tesoro usa su superávit fiscal para comprar dólares, no se expande la cantidad de dinero, y para rescatar el bono que el Tesoro le dio al BCRA cuando éste le pagó al FMI. Así, aumentan las reservas y a su vez mejora la «calidad» del balance del BCRA.
P.: ¿Y cómo se logra más superávit fiscal?, ¿cobrando más impuestos?
A.G.G.: No, hasta el mes de mayo hubo un crecimiento del gasto público muy fuerte, a nivel nacional y provincial. En dicho mes hubo un freno a nivel nacional, pero el problema es que tenemos hacia adelante el impacto sobre el gasto de los aumentos en los sueldos de los empleados públicos, jubilaciones, etcétera. Que está muy bien que se hayan dado, pero incrementarán el nivel de gasto.
P.: ¿Sería bueno realizar una reforma tributaria en este momento en que la recaudación está marcando máximos interanuales mes a mes?
A.G.G.: Todavía usaría el superávit como política anticíclica y de rescate de deuda. Seguramente hay que revisar algunos impuestos de emergencia, que hoy no tendrían tanto sentido y son distorsivos como el de los débitos. Pero hay que ver cómo evoluciona el ciclo económico, quizás la reforma hubiese sido recomendable en el segundo semestre del año pasado. En esta situación de turbulencia sería cauto, fortaleciendo las reservas del Banco Central con el superávit fiscal y cancelando un poco de deuda. Usaría a la política fiscal acompañando a la monetaria.
P.: ¿Los acuerdos de precios y la prohibición de las exportaciones de carne son buenas para controlar la inflación?
A.G.G.: En el cortísimo plazo y como mecanismo para mejorar la información de los agentes económicos, pueden llegar a funcionar algunos acuerdos voluntarios, pero en el mediano plazo puede haber problemas. Con una política monetaria y fiscal con un claro sesgo antiinflacionario, los acuerdos de precios no son necesarios.
P.: ¿Qué medidas cree que serían positivas para frenar la inflación?
A.G.G.: Dos, inversión y apertura. En economías abiertas, la disciplina del comercio modera la tasa de inflación y la inversión amplía la oferta productiva.
P.: ¿Cree que el gobierno está dando las señales necesarias para fomentar la inversión?
A.G.G.: El cuadro es diferente por sectores, aparentemente algunos invierten y consiguen fondos, pero hay otros sectores que no pueden invertir. Tenemos un sistema donde conviven precios controlados con otros menos controlados y con regímenes de subsidios. Y es evidente que la inversión no se va a destinar a los sectores que producen bienes cuyos precios son controlados. Esta situación es la que crea un panorama desparejo en la inversión. Ciertamente, una tasa de inversión de 21% es baja, debería ser cercana a 28% de Chile. Pero hay que reconocer que la Argentina siempre ha tenido bajas tasas de inversión y por eso, salvo este período, la tasa de crecimiento del país ha sido siempre baja. Y esto va más allá de la política económica que está implementando este gobierno, abarca a varios.
Entrevista de Laura Costa
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