El Bovespa encontró un oportuno feriado y pudo salvar su baja, al menos por un día, los demás se fueron alineando detrás de otra fuerte caída en el Dow Jones y vinculados de Wall Street, que se fijó en casi 1,5 por ciento. Y eso que China volvía a marcar rebote notorio, con 3 por ciento. en la madrugada de la víspera, y aislándose de Occidente.
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Lo que tenía que bajar al recinto porteño no podía ser nada favorable, solamente -en una rueda cantada en su signo desde antes de empezar-saber al final: en cuanto se habría perjudicado el Merval. Nuestro indicador base se adentró en la centena inferior, ya no pudo luchar por la permanencia en los 2.200 puntos y tocó mínimo de 2.155.
El máximo, pintado en un fugaz paso, estuvo en los 2.207 y la clausura encontró la realidad muy cercana al piso intradiario: 2.158 puntos al toque de campana y con deterioro de 2,14 por ciento para las líderes.
Sufrir y esperar
No puede saberse qué tipo de "corrección" es la que apareció ahora, de mínima ha volteado toda falsa estimación acerca del panorama optimista en las economías. La inflación tiende a esparcirse, como niebla en estos días, todos y en todas partes tratan de levantar un escudo preventivo.
El desarrollo de la víspera tuvo en nuestro ambiente algo más de volumen, $ 59 millones de efectivo. Tenaris no pudo mostrarse sobria y decayó 2,7 por ciento -con 220.000 papeles-G. Galicia trabajó con mayores daños finales, pérdida de 3,2 por ciento, y solamente tres de las líderes eludieron la "guadaña".
Una rueda que tuvo enteramente el componente importado, salvando de «culpa y cargo» a la propia tendencia local y su motivación doméstica.
De todos modos, al bolsillo del inversor no le importa demasiado qué dicen las autopsias de las grandes bajas. Se está perdiendo duro en la semana. Y la Bolsa, con neblina.
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