A diferencia del cobre, la soja e incluso el petróleo, se trata de un mercado maduro en el cual el consumo "per cápita" mundial se ha estabilizado desde hace casi veinte años, para el que resulta imposible instrumentar un contrato estandarizado con entrega física. Sin embargo, el impresionante apetito de nuevos instrumentos desde el sector financiero (a pesar de la renuencia de los grandes consumidores del metal, que hoy controlan los precios) casi asegura el éxito de los futuros sobre acero que está por lanzar antes de fin de mes la Bolsa de Dubai. Si este contrato "prende", muy probablemente veremos toda una nueva ola de contratos "líquido dependientes" en las Bolsas regulares y en las de tercera línea (sin ofensa para Dubai) reflejando y capturando parte de la impresionante sobreabundancia de fondos que nos han regalado los bancos centrales de todo el globo. Pero claro, liquidez y riesgo no son sinónimos (ayer, el Intermediate Capital Group, tal vez el mayor financista independiente de operaciones de M&A en Europa y Asia, advirtió que hay demasiada liquidez para el buen funcionamiento del mercado), por esto la tasa de los bonos del Tesoro a 10 años trepó ayer a 4,997 por ciento anual, el valor más alto de los últimos nueve meses. Si decimos que esto tuvo que ver con 0,59 por ciento que perdió el Dow al cerrar en 13.595,46 puntos, seguramente pocos se sorprendan.
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La explicación de lo acontecido se reduce entonces a ver por que subió la tasa. Algo de culpa puede haber tenido el presidente de la Fed, quien no aportó nada nuevo diciendo que es optimista en lo económico y que percibe peligros inflacionarios (la suba del índice ISM no manufacturero por encima de lo esperado habló en el mismo sentido).
Claro que también jugaron las malas noticias en el frente minorista (BB&B, Cache, etc.), y las buenas de la merma del petróleo a 65,61 dólares por barril y la ola de M&A. Sin embargo, el intento de recuperación en la última hora sugiere que tras casi una semana de récords consecutivos, lo de ayer puede considerarse por encima de todo, una cuestión "técnica".
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