“Winter is coming”. Habrá que repetirlo de aquí en más. Se acerca el invierno, a no dudarlo. Hay que decirlo por la advertencia del presidente Milei, la llegada de la estanflación dura, pero también porque en la reciente visita a Washington, hubo mucho saludo protocolar, menos promesas y poco o nada de dinero cash para la Argentina.
Winter is coming: estanflación, la despedida del dólar oficial, el "plan Caputo" y una (pobre) colecta por Washington
El episodio piloto de la serie “Juego de Tronos” se titulaba, precisamente, “Winter is coming”. Dados los hechos de los últimos días, la frase de Ned Stark bien podría ser un mantra a adoptar.
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El episodio piloto de la serie “Juego de Tronos” se titulaba, precisamente, “Winter is coming”. Dados los hechos de los últimos días, la frase de Ned Stark bien podría ser un mantra a adoptar. En el mundo de la kabbalah y los dogmas de Milei, el lema de los Stark encierra el enigma de los tiempos. Ese enigma, también puede trasladarse a los números.
En su reciente misión por los Estados Unidos, el presidente electo Javier Milei no pudo asegurarse dólares para comenzar su gestión y poner en marcha el plan que le “vendió” Luis “Toto” Caputo, futuro ministro de Economía. Por un lado, no le fue concedido verse personalmente con dos actores centrales en su plan de estabilización: Kristalina Georgieva e Ilan Goldfajn. FMI y BID, en ese orden, hicieron mutis por el foro. Por otro, tampoco pudo asegurarse, aún, recursos por parte de los fondos de inversión.
Pocos dólares, y muchos ajustes
En Washington, hubo un encuentro de Luis Caputo y Nicolás Posse con Gita Gopinath, la número dos del Fondo. A esa reunión se sumaron el director del Hemisferio Occidental Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, experto en el programa con la Argentina. La respuesta vino por la tele: en una entrevista con la agencia Reuters, Georgieva sostuvo que está "muy interesada" en apoyar a la Argentina y anticipó que el país podría ser candidato a recibir financiación del Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (RST, por sus siglas en inglés). Aunque la cifra es exigua para las necesidades locales (u$s 1200 millones aproximadamente), hay dos datos contundentes que no pasaron desapercibidos en la comitiva: que el préstamo es para los países que reconocen que existe un cambio climático a nivel global (Milei ha renegado de esta cuestión) y, por otro lado, que la declaración de Georgieva implica que no habrá, en el corto plazo, otros recursos disponibles para Argentina. En los hechos, y como se verá en algunos párrafos, Caputo confiaba en llevarse alguna señal de que el FMI podría desembolsarle al país los u$S 10.000 millones que habían quedado “pendientes” del crédito Stand By tomado oportunamente por el gobierno del ex presidente Macri y que no habían sido desembolsados en su momento.
BID, CAF, FMI, todo sirve
En esa ruta para buscar dinero por Washington, al futuro gabinete de Milei le interesó, como se dijo, sondear también cuántos recursos estarían disponibles en el BID para comenzar la gestión. Otras ventanillas también fueron sondeadas camino al aeropuerto: antes de partir desde Estados Unidos, Caputo y Posse se encontraron con Carlos Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial, y Alfonso García Mora, vicepresidente para la región de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial.
En el círculo de toma de decisión del futuro gobierno piensan que las señales políticas y ofrendas hechas, tanto en Nueva York como en la Casa Blanca, deberían surtir algún efecto futuro. En concreto, la cuenta del almacenero que lleva adelante Luis Toto Caputo no regresó al país con cifras importantes. Pero, ¿por qué es relevante esto?
El “plan Caputo” y la eyección de Ocampo
Hay un paper. No tan secreto. Pero sí, clave, dada las circunstancias. Lo firmó el propio Luis Caputo hace algunos meses con membrete de Anker, su consultora. En mayo de este año. Habla sobre la dolarización, los ajustes necesarios para el dólar oficial y otras cuestiones. Y, para ponerlo en idioma sintético, allí sostiene que, quizás, conviene no denostarla demasiado, que uno nunca sabe cuándo puede necesitar recurrir a ella. Referido a la dolarización: “es una alternativa de difícil implementación que requiere una arquitectura legal y financiera compleja, pero no imposible de llevar adelante”, escribió Caputo.
En aquel momento, mientras todo Juntos por el Cambio le tiraba piedras a la bandera dolarizadora de Milei, Caputo puso sobre la mesa su opinión y con eso conquistó al León del Abasto. “La columna vertebral del próximo programa económico”, dice Caputo, “debe ser el equilibrio fiscal. Es importante entender que los problemas económicos que sufre el país desde hace décadas tienen su origen en el hecho de que el Estado consistentemente gasta más de lo que recauda. La inflación, el dólar o las crisis de deuda son las consecuencias de la forma en que se financia el déficit”, señala.
Leliq y la cuenta del almacenero
Ahí entra en escena el tema “Leliq”, tan mentado por el presidente Milei. Caputo advierte en el paper: “el abuso de financiamiento del déficit fiscal vía emisión monetaria ocurrido durante la administración actual, ha resultado en la acumulación de un stock de pasivos remunerados en el balance del Banco Central (Leliqs y Pases del BCRA) que representa una amenaza para la estabilidad económica. La opción de volcar esos pesos en el mercado podría sumergir al país en una hiperinflación…”, dice el informe.
Huelga decir algo relevante: uno de los esfuerzos del flamante equipo económico es precisamente convencer a los bancos. Sin embargo, por ahora, las entidades huyen de las Leliq. El último viernes, Caputo se había reunido con las agrupaciones bancarias y les había explicado su plan para rescatar esas letras. ¿Respuesta de los bancos? En los días subsiguientes, las entidades siguieron pasándose a Pases, es decir, letras de corto plazo. Además, el último martes, los bancos renovaron sólo el 23% de lo que vencía. Desarme a toda velocidad.
Señalan las fuentes consultadas que el plan de dolarización de Caputo convenció a Milei, mientras que el de Ocampo “estaba muy lindo en el papel, pero no podía conseguir los dólares necesarios para hacerlo”. Poniéndolo rápido, Caputo hizo una cuenta que figura al final del documento: “si hubiera USD 12.000 millones del mercado, USD 4.000 millones por activos del FGS y USD 15.000 millones del FMI, habría una disponibilidad de financiamiento por un total de aproximadamente USD 31.000 millones”, dice el futuro ministro. Y señala que esto le serviría para recomprar una parte de los pasivos monetarios, a lo que habría que sumar “un ajuste fiscal importante”. El paper sostiene que hay que “lograr el superávit fiscal financiero” del 2,5% del PIB, es decir, implicaría un ajuste de 7 puntos del PIB. En eso trabaja el presidente Milei. Se viene una reforma fiscal fuerte. Y, por supuesto, también se viene el invierno. Como decía Ned Stark: Winter is coming.
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