8 de mayo 2019 - 00:01

Hoy empieza juicio a Telleldín: único vestigio de investigación original por atentado a AMIA

El exreducidor estará solo en el banquillo con 100 testigos propuestos para el proceso en el que se lo acusa de haber acondicionado el coche-bomba. Es la única pista que se mantiene vigente sobre la autoría del atentado. Durará 1 año, mínimo.

AMIA
Agencia Noticias Argentinas

Veinticinco años después del atentado a la AMIA y quince luego de que un fallo lapidario del Tribunal Oral Federal N°3 determinara que toda la causa por la voladura era nula, hoy empezará el juicio contra el único vestigio de la investigación original. El único acusado sentado en el banquillo es Carlos Telleldín, el exreducidor de autos, acusado de partícipe necesario del acondicionamiento de la camioneta Trafic, presuntamente utilizada como el coche-bomba que estalló en la puerta de Pasteur 633. Puntualmente estará acusado de haber participado en el homicidio agravado de 85 personas, sumado a lesiones graves, gravísimas y leves y de daños a bienes muebles e inmuebles. Con una audiencia por semana y un centenar de testigos, se espera que en un año haya veredicto.

La historia de este demorado juicio se remonta a 2004: el entonces TOF N°3 después de dos años de juicio determinó que toda la investigación que llevó adelante Juan José Galeano era nula por haber sido direccionada para acusar falsamente a los policías bonaerenses que fueron acusados de haber sido el nexo local para el atentado. La Cámara de Casación confirmó ese fallo que dejaba en foja cero la investigación por la voladura, tras la injerencia que había tenido la exSIDE en manipular la hipótesis. Sin embargo, cuando el caos escaló a la Corte Suprema, por mayoría se confirmó parcialmente la nulidad, dejando “vivos” los primeros 16 meses de la investigación. La bisagra fue la inclusión por parte de Galeano de la denominada causa “Brigadas”, que sirvió para involucrar a Juan José Ribelli y a otros policías, luego de la ya famosa “entrevista” entre el juez y Telleldín, donde se combinó el pago de u$s 400.000 a cambio de que sustente esa versión. Todos esos hechos fueron juzgados recientemente en el veredicto en el que se concluyó que hubo maniobras de encubrimiento en la causa y que derivó en varias condenas. Entonces Enrique Petracchi y Carmen Argibay votaron por la nulidad completa de la causa.

Casación reenvió a primera instancia el caso, y el entonces fiscal especial Alberto Nisman se inclinó por una nueva elevación a juicio de lo único que había quedado en pie tras la decisión de la Corte. Esto solo implicaba a uno de los primeros señalados en el expediente: Telleldín, supuesto acondicionador de la Trafic que explotó. Por eso, del centenar de testigos convocados, muchos serán los que puedan aportar datos sobre las actividades a las que se dedicaba en aquel momento el acusado. También quienes tuvieron algún tipo de contacto con la Trafic, entre dueños de concesionarias de autos, como Alejandro Monjo. A su vez, su exesposa Ana Boragni será testigo en la causa, que sumará a otros testimonios del juicio original por registro fílmico. Entre ellos estará el exespía Antonio Stiuso, uno de los declarantes que conmocionó el juicio original revelando que la ex SIDE había pagado para que Telleldín cambie su declaración. Los jueces serán Andrés Basso, Fernando Canero y Javier Ríos y la acusación fiscal será llevada adelante por un equipo que rodea a Abel Córdoba. Habrá dos querellas: AMIA y DAIA, y todas las agrupaciones de familiares de las víctimas, que también declararán en el juicio.

La acusación se centra en “homicidio agravado por odio racial o religioso y por haber causado un peligro común” pero el derrotero por delante del proceso no será sencillo: se deberá probar que el exreducidor acondicionó la camioneta a sabiendas de que iba a ser utilizada en el atentado. La otra pregunta que sobrevolará ese juicio y que los fiscales y las querellas deberán esquivar para poder probar los cargos contra Telleldín es: “¿A quién le entregó la Trafic?”. Tras 25 años no hay una sola pista sólida sobre la conexión local que no haya sido invalidada por la Justicia y que no se haya revelado como contaminada por la maniobra de encubrimiento.

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