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Antes de la despedida, desayunó en casa con los radicales “buenos”
El anuncio lo hizo con una carta dirigida a sus amigos de la UCR: Gerardo Morales, su socio primero en el Acuerdo Cívico y Social, el cordobés Mario Negri, amigo personal y a quien alentó en vano a una sociedad con Luis Juez en su provincia, Ricardo Gil Lavedra y Ricardo Alfonsín. Sobre este último la redacción deja dudas: lo llama por su apodo (casi un diminutivo) que para cualquiera sería un gesto de cariño, una forma que el precandidato a presidente ya pidió a todos que fuera desterrada, como para sacarse el mote de «hijo de».
Que les haya hablado a sus amigos tampoco es una novedad para ese grupo de radicales. Antes de presentar la carta en sociedad, los invitó a desayunar en su departamento de Santa Fe y Paraná, junto a Patricia Bullrich y Alfonso Prat Gay. Allí les explicó el «así no va mas» al que llegó tras pasar una semana entre las definiciones de Hermes Binner a favor de que el Gobierno mantenga facultades para manejar los niveles de retenciones a la soja y los informes que le indicaban que algunos radicales también pensaban lo mismo. Fue sólo una anécdota, entonces, que se enterara de que Leopoldo Moreau emitía comunicados afirmando que «Binner tiene razón».
Pero ese juego no fue lo peor en ese tema; el golpe lo recibió cuando «Ricardito» tambien aseguró que «Binner no dijo nada malo», al hablar de las retenciones.
El capítulo del campo, entonces, ya parecía imposible de levantar en su relación con la UCR. Así se lo dijo a sus amigos radicales ayer en el living de su casa, donde les explicó hasta el hartazgo que mantendría el «puente» de comunicación con Morena, el grupo interno que se lanza este mes en la UCR para apoyar la candidatura presidencial de Alfonsín.
Pero en la realidad ese alejamiento tiene explicaciones más concretas que la telenovela socialista-radical por las retenciones al agro.
Por la vuelta
Carrió se fue para volver cuando los radicales definan su interna. En otro lenguaje: ofrecerá asociarse sólo si Julio Cobos queda afuera de la carrera presidencial y Alfonsín tiene el camino libre. No se bancará pasar por la interna que debe afrontar el radicalismo.
Se aleja también porque no está convencida de que no sea cierto que Cobos mantiene continuos contactos con Eduardo Duhalde para armar una opción electoral con el Peronismo Federal en caso de que se le bloquee el camino junto con la UCR. Esta teoría la viene sosteniendo desde hace dos meses y ya no admite que le prueben lo contrario.
Desconfía tambien de las segundas filas en la conducción partidaria, en especial Jesús Rodríguez, secretario general del radicalismo, a quien ve cercano a Enrique Nosiglia alentando siempre la candidatura de Cobos.
Y no es casual que Ernesto Sanz no esté mencionado en esa carta en la que proclama que no todos los radicales son lo mismo y que ella no entrará en una puja de poder entre quienes quieren torcer el rumbo y sus «amigos». Carrió cree que Sanz está demasiado cerca de la Unión Industrial y del grupo AEA para que se presente finalmente como candidato a presidente por el radicalismo, al final de un proceso de desgaste de los otros dos contendientes. Ella no lo acepta por considerarlo candidato del «establishment» y continúa proclamando que sólo apoyará a su protegido «Ricardito».
Sanz no sabía ayer a la mañana del contenido de la carta, sí de la intención de Carrió que le había transmitido Morales. De todas formas, las declaraciones de Carrió del miércoles adelantando una ruptura habían sido suficientes como para que convocara a una conferencia de prensa en el Comité Nacional: «Vamos a seguir construyendo sobre las coincidencias y dejando de lado las diferencias. Con la UCR como columna vertebral no vamos a permitir que el Acuerdo Cívico y Social se diluya y lo vamos a consolidar», dijo.
Un rato después se enteró de que parte del mensaje de protesta de la chaqueña estaba dirigido a él.
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