Ante la llegada del año nuevo, pareciera casi inevitable repasar lo sucedido en 2021 y casi igual de ineludible pensar en el 2022.
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Transformarnos en dueños de las oportunidades
Queda descontado que atravesamos otro año de pandemia y no puedo desconocer sus consecuencias. Esto nos dejó importantes retos que fueron desde una economía sumamente inestable, pasando por cambios en las reglas de juego y una fuerza laboral cada vez más agotada. Sin embargo, como parte y miembro de la comunidad que administra riesgos, puedo asegurar también que cambió la forma en que identificamos, analizamos y tomamos decisiones sobre ellos. Y cuando me refiero a riesgos lo hago teniendo en cuenta aquellas situaciones que ponen en peligro nuestros patrimonios y vida pero que resultan 100% asegurables. Sin embargo, incluyo también otros como el daño a la reputación, por dar un ejemplo de aquellos que no cuentan con una cobertura en sí.
Anticipación y recursos
El impacto de lo atravesado puso en relieve la naturaleza interconectada que éstos tienen: un riesgo en una parte del mundo tiene consecuencias en otra. covid, como caso irrefutable de ello, que no sólo afectó la salud física y mental de millones de personas en todo el globo sino la economía a nivel mundial. Aun así, hemos aprendido de estas experiencias que nos servirán de cara al futuro.
Dicho esto, los desafíos de cara al año próximo asumo son algo así:
Por un lado, los aspectos macro que tendrán que ver con las expectativas de tipo de cambio e inflación. El desafío de navegar en un ambiente sumamente volátil es exigente y como tal, reclama que seamos personas y organizaciones con nuevas capacidades.
Luego desde el sector, debemos estar atentos a la siniestralidad que puede generar situaciones indeseadas en la industria. El reto es anticiparse mediante el uso de datos analíticos e insights que ayuden a prever y definir nuevas maneras de abordarlo.
También lo son las temáticas de responsabilidad ESG (ambiente, social y gobernanza). Aquellas empresas que no identifiquen, aborden o informen adecuadamente podrían sufrir de impactos financieros directos, litigios y consecuencias negativas para la reputación que podrían resultar en daños a largo plazo para las marcas.
Por último y no menos importante, son los recursos de nuestras organizaciones. Los talentos con los que contamos son clave. La resiliencia de esta fuerza laboral que supo atravesar una pandemia la hace pensar de forma diferente y a sus líderes a ser más diversos en su gestión.
Hoy más que nunca, agregar valor está en proponer soluciones innovadoras que aborden las necesidades aun no satisfechas, sin importar la industria, el tamaño o la geografía. En definitiva, se trata de estar mejor informados para tomar mejores decisiones. Esto es lo que hacemos desde nuestro rol, ayudar a tomar mejores decisiones.
Por ello, brego por ser parte activa de las nuevas oportunidades del año que comienza. Implementemos capacidades analíticas avanzadas (combinando tecnología y un liderazgo que reaprende y se flexibiliza), ocupémonos de conocer a nuestros clientes en profundidad para poder asesorarlos pensando en el futuro y en una experiencia más amplia de soluciones y no sólo productos, y busquemos alcanzar resultados superadores que ayuden a hacer crecer esos negocios tan importantes para la economía.
Como compañía estamos decididos a estar más enfocados en un mismo propósito: dar forma a las mejores decisiones – protegiendo y enriqueciendo la vida de las personas alrededor del mundo, impulsando el crecimiento sostenible de una forma más colaborativa. De cara al 2022, hoy tenemos una posición de fortaleza única por la experiencia vivida. Los invito fuertemente a hacernos dueños (ownership) de estas oportunidades que surgen en este mundo volátil, apoyados en las lecciones aprendidas.
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