Una reforma de la Ley de Extranjeros, que entró en vigor la medianoche del lunes, facultó a la Policía y el Ejército a "acompañar" a quienes entren ilegalmente en el país y sean interceptados en los ocho primeros kilómetros de territorio, al otro lado de las alambradas elevadas por Budapest en sus fronteras con Serbia y Croacia.
Al otro lado de las vallas, aún en suelo húngaro, los refugiados tendrán que solicitar asilo y esperar una respuesta durante días o semanas, en condiciones inhumanas, sin agua, comida ni servicios higiénicos.
"Nos preocupa que la redacción de la ley deja demasiado margen de interpretación y que pueda dar lugar a violaciones de los derechos humanos de los migrantes por parte de las fuerzas de orden público, al expulsarlos sin ningún proceso legal", denunció en un comunicado el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Hasta ahora, las autoridades trasladaban a los refugiados que habían entrado ilegalmente en el país bien a campos cerrados o centros abiertos, donde eran atendidos y podían solicitar asilo.
Desde ayer, incluso si no se puede comprobar que los refugiados entraron ilegalmente en el país, serán llevados al otro lado de las vallas fronterizas.
"La enmienda intenta legalizar las 'devoluciones en caliente' que ya están ocurriendo frecuentemente en la práctica", denunció Gábor Gyulai, director del programa de asilo de la sección húngara de la ONG Comité de Helsinki. "Parece que no existe un precio demasiado alto para aplicar la política xenófoba del Gobierno húngaro", criticó.
El Gobierno conservador húngaro argumenta que se limita a defender las fronteras del espacio Schengen de libre circulación en la Unión Europea (UE).
Hungría no sólo construyó vallas en sus fronteras y aprobado una durísima legislación, sino que también convocó para el 2 de octubre un referendo sobre la propuesta de la UE de reubicar solidariamente a los refugiados en todos los países comunitarios. El Ejecutivo húngaro mantiene que las políticas migratorias de Bruselas son erróneas y que son los húngaros quienes deben decidir con quién conviven.
Según cifras oficiales, desde comienzos de 2016, más de 22.000 personas solicitaron asilo en Hungría y sólo se le concedió a 264.
Agencias EFE y AFP |
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