21 de octubre 2015 - 00:00

Burdo: diputadas contra espías

Patricia Bullrich
Patricia Bullrich
 Con una maniobra burda sorprendieron ayer, en el último tramo de la campaña antes de la elección del domingo, las diputadas del PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich. Ambas irrumpieron con una denuncia sobre una supuesta lista de políticos, empresarios y comunicadores que les habría proporcionado un supuesto exagente de la AFI.

Según explicaron, quienes constan en ese listado fueron espiados por el organismo de inteligencia en el último tiempo a partir de pinchaduras telefónicas encargadas en los últimos meses.

Una situación irrisoria y que a todas luces aparece como incomprobable a no ser que ambas legisladoras confirmen ante las autoridades quién fue la persona que les habría facilitado esa nómina. Por supuesto, anoche ambas aclararon que preservarán la identidad de su "fuente".

De este modo el efecto será el deseado: un poco de ruido mediático en el tramo final de la campaña para dos figuras que hoy por hoy ocupan un lugar secundario en la escena política.

Lo llamativo del caso es que Bullrich y Alonso gustan de presentarse como dos paladines de las instituciones e incurren reiteradamente en ese lugar común de las "políticas públicas". Tras ese discurso ahora sobrevienen este tipo de denuncias que en ambas diputadas es un clásico: presentarse en los medios con dichos que nunca llegan a constituirse ante las autoridades judiciales.

Casi en el plano de la fantasía, el listado ofrece desde nombres de figuras del espectáculo (Susana Giménez y Luciana Salazar) hasta comentaristas televisivos de horarios marginales (Juan Varela).

Según consta en las denuncias, que fueron radicadas en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, el espionaje se habría realizado desde dos lugares, uno ubicado en San Juan y Entre Ríos, en la Ciudad de Buenos Aires, y el otro en dependencias del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEFA), en Villa Martelli. Las presentaciones cayeron en los juzgados de Sebastián Casanello y de Emiliano Ramón Canicoba.

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