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Carrió: solución para Malvinas
• EL PRÓXIMO AVANCE DE LA CHAQUEÑA NO SERÁ CON PIEDAD HACIA EL GOBIERNO: QUIERE DECLARAR CONTRA SILVIA MAJDALANI
Reto al vicecanciller Carlos Foradori por no haber pedido autorización para el preacuerdo con Gran Bretaña por Malvinas: “Estas cosas tienen que pasar por el Congreso, dígaselo a la canciller, al Presidente ya se lo dije yo”.
Los retos de la diputada por no haber pasado por los recintos del Congreso ese acuerdo fueron más allá de lo que un funcionario puede tolerar, pero Foradori hizo el esfuerzo y aguantó.
Mauricio Macri, informado del tema, se frotaba las manos. La furia chaqueña, una vez más, le solucionaba al Presidente un capítulo de la crisis por el acuerdo con Gran Bretaña sobre las islas (sumada a los desaguisados en Nueva York por el mismo tema) adelantándose a la crítica más mordaz que cualquier opositor pudiera argumentar.
En ese ejercicio de ser el Veraz previo de cualquier medida que dispare el macrismo, Carrió se adelanta con creces (y mucha más efectividad) a la oposición. Esa suerte de stress-test que hace la chaqueña de cada decisión de Macri sirve para dejar sin argumentos al opositor más duro,
En la presentación ante la Comisión ayer quedaron hechos trizas los nervios de Foradori por el ritmo de los cuestionamientos; bajo precio si se toma en cuenta la gravedad de la situación.
Carrió tuvo una sola participación formal en ese debate; el resto fueron retos colaterales: "Estas cosas tienen que pasar por el Congreso, dígaselo a la canciller", le dijo a Foradori sin piedad; "al Presidente ya se lo dije yo".
Otro golpe: "Es una prepotencia del poder que este Congreso se entere por los diarios de un acuerdo que usted firma con el Reino Unido por Malvinas".
Foradori podría haber evitado ayer parte del castigo, pero tuvo la imprevisión de no cumplir con los ritos institucionales básicos que exige la Constitución a la hora de repartir poderes.
El error no podía tener el perdón de la chaqueña: "Ustedes tienen que entender que los únicos que tienen plenos poderes para firmar acuerdos son el Presidente y la canciller".
Un segundo, cubierto por un silencio helado, separó esa frase de la réplica: "Ni el canciller y ni el Presidente tienen plenos poderes en la Argentina, ni ninguno de nosotros".
Foradori seguía con el argumento y ella se cansó. Se dio vuelta y mirando a un asesor de la Cancillería aconsejó: "Decile que se calle porque es una estupidez decir plenos poderes".
La tarea estaba realizada. Carrió sintió, en este tema, que el Gobierno la había puenteado. Sin herirlo y hasta brindándole el servicio de esterilizar a la oposición, se retiró de la reunión de comisión ayer con el convencimiento de que en el futuro antes de firmar un acuerdo sin pedirle permiso al Congreso el macrismo lo va a pensar 10 veces,
Nada más lejano, entonces, de representar Carrió un peligro serio para el Presidente, aunque hay otros temas en los que la diputada templa el ánimo para disputas más duras. El caso clave es la acusación que mantiene sobre los hombres y mujeres de Macri en la AFI.
Carrió ya pidió que se convoque a la Comisión Especial de Seguimiento de los organismos de Inteligencia, órgano clave en el Congreso. Y avisó que quiere ir a declarar personalmente ante esa comisión. El objetivo allí es pedirle explicaciones a Silvia Majdalani, la señora 8 vicesecretaria de la sede de los espías argentinos. El tema esta vez tiene nombre y apellido: la chaqueña está convencida de que la funcionaria tiene relación con las desdichas que sufre Juan José Gómez Centurión. Y esta vez, no habrá sólo un juego de anticipación a la oposición como ayer.
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