15 de septiembre 2011 - 00:00

Con su tropa alineada, Moyano busca ahora pacto con Venegas

Hugo Moyano, Gerónimo Venegas, Gerardo Martínez, Omar Viviani
Hugo Moyano, Gerónimo Venegas, Gerardo Martínez, Omar Viviani
Los pactos reservados adquieren, una vez hecho públicos, carácter de ley pagana. El «renunciamiento» radial que hizo ayer el taxista Omar Viviani al negar que tenga alguna «ambición» de conducir la CGT respeta, a la perfección, aquel veredicto.

Lo que se charló el jueves pasado en SMATA -y que este diario publicó ayer- Viviani lo voceó ayer: tras una temporada de rispidez con Hugo Moyano, negó un plan de entronización propia, elogió al camionero y lo postuló para un tercer mandato.

El jefe de la CGT, y titular en funciones del PJ bonaerense, pudo mostrar un frente unificado que en el último tiempo había mostrado grietas. La más relevante, justamente, la del taxista que hizo movimientos autónomos y se autopostuló para la butaca mayor de Azopardo.

«No dudo, para mí (el próximo secretario general de la CGT) tendría que ser Moyano nuevamente», dijo Viviani, mano derecha del camionero desde tiempos del MTA y ahora secretario gremial de la central obrera. «Ha cumplido dos mandatos de manera responsable y en la CGT tuvimos un equilibrio», agregó.

El dirigente sumó otro párrafo clave. «No tengo ambición de ser el secretario general de la CGT, no me anoto en ninguna carrera», precisó. Era el gesto que esperaba Moyano: que Vivani, en persona, desactive el rumor de que empezó a construir su sucesión.

Lanzó, sin embargo, una frase equívoca. «Nombrar a un compañero es quemarlo, no es mi estilo, ni mi costumbre. Faltan nueve meses, es un parto. Aventurar un nombre es incendiar a un compañero y no lo voy a hacer», dijo cuando se lo interrogó sobre posibles sucesores.

Ese párrafo tuvo como destinatarios a los K, en particular a la imposición de nombres, que se dicen patrocinados por la Casa Rosada, para desplazar al camionero. Lo aclaró cuando habló que la jefatura cegetista se dedice por acuerdos entre los gremios que integran la central.

Operación silenciosa

El mensaje es claro. Además del nombre de Gerardo Martínez, agitado desde algunos despachos oficiales, hay otra operación silenciosa sobre el sindicalismo: mensajeros K soplan encantamientos a oído de ciertos dirigentes con el argumento de que el ciclo de Moyano está agotado y que deben, ahora, tomar distancia.

Pero Moyano, que hace apenas un mes tuvo que jurar que no renunciaría anticipadamente a la CGT, no sólo decidió empujar para pacificar su relación con Viviani, sino también indujo un pacto entre los dos sectores del moyanismo y además busca un acuerdo con Gerónimo «Momo» Venegas, titular de UATRE y armador político y sindical de Eduardo Duhalde.

El plan es simple: ofrecerle a Venegas un espacio de contención en la CGT, como una especie de trinchera para resistir los futuros embates del kirchnerismo, pero amparados en que la central es la que decide por sí misma quiénes la integran.

Cerca de Venegas sugieren que Duhalde debería permitirle tomar distancia de la aventura del Frente Popular para empezar a preparar su «sobrevivida» luego de octubre. El «Momo» dice rechazar esa jugada pero espera que aparezca un atajo para el futuro cercano.

Viejos amigos, Moyano y Venegas se distanciaron cuando el segundo se volvió ultracrítico del kirchnerismo. Tuvieron, de todos modos, gestos mutuos: el camionero reunió a la CGT e impulsó un respaldo a Venegas cuando éste fue detenido, y «Momo» convenció a Duhalde de que modere sus críticas a Moyano.

Ayer, Venegas salió otra vez en defensa del camionero. «No creo que el movimiento obrero vaya a dar un golpe de Estado dentro de la CGT», afirmó el jefe del sindicato de peones rurales. «Si estamos en democracia nadie puede sacarlo antes de tiempo», completó.

«Para sacarlo a Moyano se debe reunir el movimiento obrero y ahí analizar», dijo Venegas que ahora mantiene, forzado por la convivencia dentro del armado duhaldista, un pacto de respaldo mutuo con Luis Barrionuevo, que encabeza la CGT Azul y Blanca, disidente de la de Azopardo.

De todos modos, sólo ese factor fortuito une a los dos caciques que, incluso, en las primarias patrocinaron candidatos y listas diferentes en la mayoría de los distritos y secciones, y se enfrentaron en las urnas.

Dejá tu comentario