23 de octubre 2015 - 00:18

Confirman que el Papa vendrá recién en 2017 al país

• IRÁ A APARECIDA (BRASIL), ARGENTINA, CHILE Y URUGUAY

Se conmovió  la actriz Eugenia Tobal en el encuentro de la Plaza San Pedro. El Papa se ha evaporado eficazmente de la gente política criolla, pero sigue atendiendo a argentinos en las audiencias públicas.
Se conmovió la actriz Eugenia Tobal en el encuentro de la Plaza San Pedro. El Papa se ha evaporado eficazmente de la gente política criolla, pero sigue atendiendo a argentinos en las audiencias públicas.
 El papa Francisco confirmó que vendrá a la Argentina en 2017. Esto se sabía desde junio pasado porque el Pontífice se lo adelantó a Michelle Bachelet en una reunión en el Vaticano. Ayer, el ceremoniero de Francisco, Guillermo Karcher, lo repitió ante la prensa. La idea original del Papa era venir el año que viene para la celebración de los 200 años de la Declaración de la Independencia. Ese viaje incluiría la Argentina, Chile y Uruguay. La fecha prevista para ese viaje es octubre de 2017, con cabecera en la ciudad brasileña de Aparecida, donde se celebrarán los 300 años de la aparición de una imagen de la Virgen María. Esa ciudad es donde sesionó el Celam y produjo los Documentos de Aparecida que ayudó a redactar el entonces cardenal Jorge Bergoglio y que algunos leen como la verdadera constitución que rige su papado.

Cuando Francisco estuvo allí en 2013, en su primer viaje como Papa, se despidió con la frase "En 2017 vuelvo". El plan del Papa es visitar ese año también Chile, Uruguay y la Argentina.

Cuando se habla del futuro papal algunos señalan la fecha del 17 de diciembre de 2016. Es cuando cumple 80 años y no falta quien presuma que Francisco puede resignar el Papado siguiendo al anterior pontífice Benedicto XVI. Ha dicho en público que no espera que su cargo sea vitalicio, que terminará sus días en un convento que ya tiene elegido cuidado por unas monjitas.

Cuando le han preguntado sobre esta eventualidad ha dicho, en confianza: "No puedo dejar a la Iglesia con tres papas". Eso hace presumir que si en diciembre de 2017 sigue viviendo el expapa Ratzinger, continuará en la Santa Sede.

Benedicto XVI vive hoy dentro de ciudad del Vaticano, en un convento de monjas en el cual comparte estancias con su exsecretario, el obispo alemán Georg Gaenswein, a quien llaman "el George Clooney del Vaticano" por su parecido físico con el actor. Gaenswein sigue siendo secretario de Bergoglio con el cargo de prefecto de la Casa Pontificia, y quizás es una de las razones por las cuales Francisco prefiere despachar en su residencia de Santa Marta y frecuentar poco las oficinas de la Santa Sede: allí sigue gravitando Gaenswein, que todos los días ve a Ratzinger. El Papa ha justificado su uso frecuente de Santa Marta en la que no quiere que los burócratas vaticanos sepan qué dice, qué hace, quién lo visita y quién no. Ratzinger, un conservador, se mantiene en silencio y nunca ha opinado sobre la actuación de su sucesor, pese a que ha recibido presiones de los cardenales del ala conservadora para que lo haga.

Francisco justifica la postergación de su viaje en la necesidad de permanecer en el Vaticano durante el año jubilar que inaugurará a finales de noviembre próximo y que es cuando lanzará las reformas de la Iglesia que prepara en sínodos y reuniones con religiosos de todo el mundo. Sólo interrumpirá esa concentración con un viaje al santuario de la Virgen de Guadalupe en México. Esa ocupación plena al año jubilar y al sínodo que lo precede y que sesiona en estos días, motiva también la suspensión de sus contactos con los dirigentes políticos argentinos que buscan mostrarse o hablar con él. Tanto se ha borrado de la agenda política criolla que puede decirse que su evaporación es una prueba del poder que tiene. Dice que éste es un año electoral y que no quiere influir. Pero 2017 también será un año electoral.

Igual, se dedica a atender visitantes del estado llano que viene de la Argentina. El miércoles conmovió a la actriz Eugenia Tobal, con quien habló en plena Plaza San Pedro durante cinco minutos en los que ella le expuso una situación personal. También habló más de diez minutos con Alejandra Lambertini, descendiente del papa Benedicto XIV, a quien Pío XII definió como el mejor Papa del siglo XVIII. Esta peregrina también habló con Francisco de un problema de salud y él le impuso las manos en un gesto de sanación poco usual en el Pontífice, a quien algunos le atribuyen ciertas facultades que prefiere ejercer de manera excepcional y lejos de las miradas del público.

Ignacio Zuleta

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