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Cristina defendió el encaje del 30% a fondos especulativos
Cristina afirmó que la clave para abordar la crisis internacional y evitar la «guerra de monedas» es la cooperación internacional en la que los países desarrollados asuman responsabilidades y no reclamen a las naciones en desarrollo frenar sus economías. «La cooperación internacional con seriedad, responsabilidad y racionalidad es la clave para abordar los problemas», dijo. En ese concepto de cooperación, completó la Presidente, los países más desarrollados «deben tener en cuenta que su aporte sea el más grande y no pretender que los países emergentes detengan su crecimiento». Postuló también que los pasos que se van a seguir no impliquen «guerras ni autodefensas que luego terminen impactando negativamente en el funcionamiento de la economía global».
En su exposición, Cristina dijo que las políticas de crecimiento llevadas adelante en la Argentina en los últimos años pueden ser un ejemplo de «lo que se puede aplicar a escala global», partiendo del criterio de que «no puede crecer un sector a costa de que se derrumbe el resto de la sociedad». «Es imposible que un sector o una economía crezca y el resto decrezca o sea disfuncional a esa economía», aseveró.
Cristina, acompañada por el ministro de Economía, Amado Boudou, y el canciller Héctor Timerman, enfatizó la necesidad de que las finanzas tengan como principal objetivo apuntalar «la escala de producción de bienes y de servicios». Se pronunció, asimismo, a favor de «mejorar los salarios porque también es necesario que la gente vuelva a consumir».
En el primer tramo del encuentro, que se extendió por espacio de una hora, doce empresarios comentaron sus experiencias y le transmitieron a la Presidente la necesidad de que las regulaciones en materia financiera que se impulsan a nivel mundial no terminen afectando a las firmas relacionadas con la economía real. A la mesa redonda fueron especialmente invitados por pedido de Cristina el titular de la UIA, Héctor Méndez, y el secretario de la entidad fabril, José de Mendiguren.
El ministro Boudou comentó posteriormente que uno de los cuestionamientos del sector empresario se refirió al pedido de regulaciones para el sector financiero debido a las últimas decisiones tomadas por el Banco de Basilea -denominado Basilea III- que fija mayores restricciones para la entrega de crédito. «Los empresarios relacionados con la economía real pretenden que haya más crédito hacia las empresas del sector productivo y que no haya tantas cuestiones regulatorias que impidan el crédito», relató el funcionario, ya que la primera parte del encuentro estuvo cerrado a la prensa.
También destacó las palabras de Peter Sands, CEO de Standard Chartered, que habló sobre la necesidad de que el sistema financiero asista al desarrollo de infraestructura, a las pymes y al comercio, posición que fue calificada por Boudou como «muy parecida a la que lleva adelante el Gobierno». Asimismo, resaltó las afirmaciones de Josef Ackermann, del Deutsche Bank, quien le manifestó a la Presidente que estaba de acuerdo con ella en el diagnóstico de que «siempre utilizamos los remedios habituales y no atacamos la enfermedad; por eso debemos averiguar cuáles son las causas de la enfermedad».
El encuentro se concretó en el Hotel Sheraton Grande Walkerhill, en la zona norte de la capital coreana, donde Cristina de Kirchner fue recibida con un cerrado aplauso por los empresarios. Además de Ackermann y Sands, participaron Marcus Wallenberg, del SEB; Stephen Scharzman, de Blackstone; Jean Lemiere, del BNP Paribas; Perrin Batter, de la Cámara de Comercio de Canadá; Kee-Young Im, CEO de Daewo, y Laurence Parisot, de Medef. También estuvieron presentes César Alierta, de Telefónica; William Topeta, de Met Life; Sam Walsh, de Río Tinto, entre otros.
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