24 de noviembre 2010 - 00:00

Cupones bursátiles

De tal forma, continúa el final del ejercicio trayendo más preocupaciones que temas resueltos, aunque se gaste también mucha tinta en querer demostrar que la salida está cercana.

El mayor temor para la comunidad local es que esto haya espantado a los que forjaron el movimiento bimestral sobre nuestros papeles. Y que ya no se vuelvan a ver esos montos de negocios que llegaron a asombrar durante el lapso del gran incremento de precios.

Tarea dura

Todos saben que con volumen retornado a la habitualidad anterior a septiembre, las chances de hacer solidificar lo conseguido se adelgazan a un grado mínimo. Y el problema adicional pasa por ver que, a medida que la ilusión se desvanezca, serán más los que quieran retener una parte del beneficio logrado en los dos meses excepcionales. Si el monto de negocios vuelve a sus bases de modestia, los números del Merval tienen por delante una dura tarea de tratar de mantenerse.

Se viven horas preocupantes, radicadas más que nada en la región del euro, pero sin perder de vista a los Estados Unidos. Y, mucho menos, perder de vista aquello que los chinos implementen para buscar taponar sus propios peligros. Existen más riesgos que soluciones a la vista, es lo que puede inferirse de las informaciones que se amontonan en las pantallas. Puede que quiera verse otra película, pero la que se está rodando es mucho más de misterio y suspenso que de comedia rosa y final feliz.

El mercado local ha mostrado una oferta que se supo aguantar bastante, sin irse derecho a pasar por ventanillas. Y sabiendo que si el volumen de demanda se adelgazó, es imposible salirse de gruesas posiciones a menos que atenten contra el propio dinero. Es lo que más rescatamos de las últimas semanas, pero también la misma elogiable actitud denuncia que el mercado se volvió vendedor.

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