28 de noviembre 2012 - 00:00

Cupones bursátiles

Legislar, redactar artícu-los, después hasta hacerles algunos agregados para darle la «pantalla» final es relativamente sencillo. Una vez que se apunta a un objetivo, que se tiene el poder absoluto para alcanzarlo en el texto de una ley, lo demás es una cuestión de forma.

El verdadero nudo del asunto hay que desatarlo después, con la instrumentación de las normas legisladas. Y ponerlo en práctica cuando pasa a existir un solo organismo responsable -en este caso la nueva súper Comisión Nacional de Valores- no es para envidiarlo.

Más allá de todas las críticas que se leyeron por allí, en tren de echarle tierra al sistema bursátil vigente, los que observaron el transcurrir de los años y la permanente decadencia de la actividad -sin ningún tipo de impulsos apasionados- acaso coincidan en que la propia CNV resultaba un organismo sumamente venido a menos. Ni hablar de una «autarquía», que la había dejado por el camino hace décadas atrás, falta posiblemente de recursos y que la había hecho delegar funciones (que por la Ley 17.811 le correspondían) investigando sólo casos muy puntuales, abriendo sumarios de larguísimas resoluciones. En síntesis, debiendo ahora partir desde un punto de mínima y teniendo que asumir una responsabilidad total. Los articulados del «proyecto» van en todas direcciones, en cada una la nueva CNV tendrá que estar con todas las luces prendidas. Habrá que multiplicar estructura, no solamente -como se ha dicho- aumentarle sueldos al personal actual. Y cuando se habla del modo de financiarlo, las referencias a proveerse de recursos de aranceles a cobrar, o multas, es sumamente sugestivo.

Al buen entender, las multas -y sus montos- se podrán ingresar en la medida en que las situaciones habiliten para hacerlo. Pero la necesidad de financiar al organismo no es -para nada- un buen consejero. Puede darse el caso de que esto funcione en orden, sin que exista el motivo para penalizar a intervinientes del sistema o a empresas cotizantes. Y, de última, esto no hay modo de cuantificarlo de antemano a menos que aranceles y multas deban sí o sí generar los montos que se necesiten en cada presupuesto. Lo de ahora, que ya se define en el Senado, no es nada comparado con la zona posterior y donde esto tenga que desplegarse y ver que funcione bien. Y, de última, tener que comprobarse si esto rehabilita la actividad.

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