5 de enero 2016 - 00:00

De la era industrial a la del espectáculo, según Jeremy Deller

“Tantas maneras de hacerte daño (vida y obra de Adrian Street)” narra la historia de un fisicoculturista travesti descendiente de una familia de mineros. Parte del film “Magia inglesa”, que se destaca por el atractivo visual de las imágenes que, en sucesión vertiginosa, delatan la identidad británica.
“Tantas maneras de hacerte daño (vida y obra de Adrian Street)” narra la historia de un fisicoculturista travesti descendiente de una familia de mineros. Parte del film “Magia inglesa”, que se destaca por el atractivo visual de las imágenes que, en sucesión vertiginosa, delatan la identidad británica.
El artista británico Jeremy Deller (1966) llegó a la Fundación Proa con "El ideal infinitamente variable de lo popular", una exhibición cuyo tema son los cambios sociales que atraviesan su reino desde el final de la etapa industrial hasta la actualidad. En la clave por lo general optimista, a veces burlona, pero siempre expresiva del Pop, Deller presenta una muestra multidisciplinaria (instalaciones, carteles, cine, video, muralismo, dibujo, música, teatro y hasta frases de celebridades). El artista utiliza las estrategias de un sociólogo y un investigador de la historia, pero también las atrayentes modalidades del mundo del espectáculo; modalidades que critica, aunque se sirve de ellas sin reparos.

Para ver la muestra de Proa es preciso ingresar a través de la boca abierta de una mujer cuyo rostro maquillado evoca el estilo del Pop estadounidense, se asemeja a los personajes femeninos de Roy Lichtenstein o de Andy Warhol. La obra "Más allá de las paredes blancas" abre a la interpretación un abanico de múltiples sentidos, entre otros, se advierte la desprejuiciada apropiación de un británico -en cuyo reino nació el Pop- de la cultura de EE.UU. Así, las distancias entre la cultura alta o baja, la realidad y la ficción, ya no importan. La boca devora al espectador y marca el pasaje a otro mundo.

Deller encarna el artista de hoy, sensibilizado por el acontecer político. Una serie de fotografías tomadas por un reportero gráfico en los años 1984-1985 muestran escenas reales de la huelga de mineros en Orgreave. Luego, el video realizado en 2001, "La batalla de Orgreave (si hieren a uno hieren a todos)", es una teatralización de la larga huelga de los mineros de Gran Bretaña. Finalmente derrotados, primero por la represión policial y, después, por la política neoliberal de Margaret Thatcher, los huelguistas marcarían un quiebre cultural que divide a Inglaterra, quiebre que señala Deller a lo largo de su exposición.

Para comenzar hay un sillón negro junto a una pared también negra donde se lee el mensaje "I Melancholy", escrito en negro pero en un tono apenas más claro. La pared lleva el color del hollín de los mineros. El sitio web de Proa provee algunos textos y fotos del artista. Deller relata que la batalla no dejó muertos pero sí "heridos graves y hombres condenados a 15 o 20 años de prisión recurriendo a leyes sobre traición de unos 500 años de antigüedad". Agrega entonces que él -como tantos- miró el devenir de la huelga por TV. Hasta que descubrió "una fotografía extraña", una imagen que "resume 50 años de historia". A partir de esa foto, el retrato de Adrian con su padre, inició una investigación sobre el personaje y la huelga de los mineros. La obra "Tantas maneras de hacerte daño (vida y obra de Adrian Street)", narra la historia de un fisicoculturista travesti dedicado a la lucha libre y descendiente de una familia de mineros. Un gran mural representa al pintoresco luchador surgiendo de una montaña de carbón. El colorido paisaje Pop donde se cruzan flores y carbones con un puño violento, alberga un video. Adrian exhibe allí la dimensión gigantesca de su musculatura, su piel aceitosa y dorada y sus pelos teñidos.

Deller aclara que las obras sobre Orgreave tratan sobre cómo afecta a las personas un país que pierde su industria, y dice: "Adrian encarna el cambio. Él no es sólo una figura del entretenimiento, un luchador, una persona extravagante. Es una metáfora de lo que ocurrió en el Reino Unido: pasó de ser un país industrial a ser un país dedicado a los servicios, el entretenimiento y la creatividad. Esa fotografía no sólo es la predicción de este cambio. (...) Una vez le preguntaron a Adrian dónde le gustaría ser fotografiado para un artículo de un periódico. Le estaban pagando un montón de dinero para contar la historia de su vida y él dijo: 'Quiero volver a la mina donde trabajaba cuando era joven y quiero ser fotografiado con mi padre'. Probablemente nadie se dio cuenta de que la fotografía era básicamente una venganza. Odiaba a su padre, odiaba la mina, odiaba esa parte del mundo, odiaba todo lo relacionado con ella. Regresó a mostrarles lo que había hecho de su vida. Es como alguien que no sólo tenía que volver: había llegado desde el futuro, como un personaje de ciencia ficción, para mostrarles lo que el futuro va a ser. Parece decir: 'Va a ser luminoso y brillante y no sucio y negro'".

Al final de la muestra, en una gran pantalla se proyecta "Magia inglesa", film que envió su país a la Bienal de Venecia 2013. La obra se destaca entre todas por el atractivo visual de las imágenes que, en sucesión vertiginosa, delatan la identidad británica. El desfile de personajes, guardias, enfermeros con sus camillas, trabajadores, militares con sus uniformes más vistosos, está acompañado por la música rítmica, seductora y pegadiza de David Bowie "The Man who sold the World" (https://www.youtube.com/watch?v=HSH--SJKVQQ).

La filmación del desfile se interrumpe por cortes abruptos donde aparecen dos aves de presa. Allí está Gran Bretaña como un aguilucho pálido cuyas garras se metamorfosean en los garfios de una grúa que levanta una camioneta todoterreno para depositarla en el cementerio de la industria: la compactadora. La elección de "Magia inglesa" para representar a Inglaterra en la Bienal de Venecia es una prueba de honestidad y sinceramiento del Gobierno.

Por otra parte, el arte de todos los tiempos confluye en el gigantesco parque a escala natural de los monumentos prehistóricos de Stonehengen con sus torres megalíticas inflables. La obra se llama "Sacrilegio".

La muestra deja a la vista otros pecados, en este caso uno real, con el afiche "Harry nos asesinó, una referencia directa al momento en que el heredero a la corona británica apuntó con un arma a un ave en extinción. Acaso para medir el alcance de lo popular, Deller instaló una serie de afiches con temas para pensar en el metro de Londres, citas como "Hay más en la vida que aumentar su velocidad". de Gandhi, o "Un trono es sólo un banco cubierto de terciopelo", de Napoleón, y también hay de Shakespeare, Pascal o Ionesco.

Finalmente, "El ideal infinitamente variable de lo popular" habla del paso traumático de una sociedad industrial, orgullosa de sus logros, a una sociedad del espectáculo en permanente exhibición. No obstante, el arte espectáculo no es novedad y la obra de Jeremy Deller es en sí misma un espectáculo intenso, cargado de reflexiones y sentimientos.

Al culminar el recorrido, en la visita ineludible a la terraza de Proa con vista al Riachuelo, se divisa en un paredón una frase de Deller que escapa el campo de la exhibición y dice: "Se necesita más poesía".

La muestra, curada por Amanda de la Garza, Ferran Barenblit y Cuauhtémoc Medina, se inauguró en Madrid y llega desde el MUAC de México y en Buenos Aires finaliza su gira.

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