19 de marzo 2013 - 00:00

Debutó el nuevo Gobierno de línea dura de Netanyahu

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el presidente, Shimon Peres, junto a los miembros del nuevo gabinete. En él habrá figuras moderadas, pero predominan los de línea dura en las carteras ligadas  a un posible retorno a la mesa de negociaciones con los palestinos.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el presidente, Shimon Peres, junto a los miembros del nuevo gabinete. En él habrá figuras moderadas, pero predominan los de línea dura en las carteras ligadas a un posible retorno a la mesa de negociaciones con los palestinos.
Jerusalén - El Parlamento israelí dio ayer su respaldo al tercer Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, por 68 votos a favor y 48 en contra, en una votación en voz alta y por orden alfabético en la que los ultraortodoxos hicieron oír sus airadas protestas por haber sido excluidos de él.

La votación, en la que estuvieron ausentes varios diputados, tuvo lugar después de una sesión en la que el primer ministro repasó las líneas generales de su nuevo Gobierno y presentó a los 21 ministros que lo acompañarán en su tercera legislatura al frente del Ejecutivo.

Netanyahu destacó en su discurso que esta administración deberá lidiar con "las amenazas más grandes" que Israel ha afrontado hasta ahora, un giro con el que suele referirse al programa nuclear iraní y a la posible transferencia a grupos terroristas de armas no convencionales del arsenal militar sirio. Su prioridad será, dijo en ese sentido, "proteger la seguridad del país y de sus ciudadanos".

A dos días de la llegada a la zona del presidente estadounidense, Barack Obama (ver aparte), Netanyahu también habló brevemente sobre el problema palestino, respecto del que subrayó que su Gobierno está dispuesto a un "compromiso histórico" a cambio de "una paz verdadera".

"Estamos dispuestos a negociar con un socio palestino honesto y a un compromiso histórico que ponga fin al conflicto de una vez por todas", afirmó el primer ministro, que poco después de la votación juró su cargo por tercera vez.

Aunque en su gabinete habrá varios funcionarios moderados, los analistas marcan también la presencia de numerosos colonos entre los legisladores que lo apoyarán en el Parlamento, lo que puede socavar en los hechos los esfuerzos en pos de un nuevo proceso de paz.

De hecho, su ministro de Defensa será Mo-she Yaalon, miembro del partido Likud de Netanyahu, quien rechaza cualquier limitación a la política de construcción en los asentamientos judíos emplazados en territorio palestino, una política que desafía el repudio internacional y resoluciones de la ONU.

Además, el excanciller Avigdor Lieberman dijo ayer que no espera ningún gran avance en el proceso de paz. "En los últimos cuatro años no hubo avances y en los próximos cuatro años tampoco los habrá, dijo el socio más importante de Netanyahu. Su partido, el ultraderechista Israel Beitenu, no aprobará en ningún caso una moratoria de asentamientos.

Netanyahu asumirá el Ministerio de Relaciones Exteriores en el nuevo Gobierno para no sustituir a Lieberman, que tiene que responder ante los tribunales por acusaciones de deslealtad, pero que después quiere volver a su puesto.

El breve repaso de los problemas regionales y de seguridad no eclipsó el verdadero mensaje de Netanyahu: los asuntos sociales y económicos, por los que hicieron campaña dos de sus socios en el Gobierno, los partidos Hogar Judío (Habait Hayehudí), de Nafatli Benet, y Yesh Atid, de Yair Lapid. Netanyahu expresó su apoyo a los compromisos electorales de ambos en materia de un reparto más equitativo del servicio militar y de la reducción del costo de vida.

La sesión estuvo marcada por la sonada protesta que protagonizaron los seis diputados del partido ultraortodoxo askenazí Judaísmo Unido de la Biblia, que al pronunciar Netanyahu el nombre de Benet lo increparon con la frase "Un judío no expulsa a otro judío" y "Un judío no boicotea a otro", mientras abandonaban la sala. De esta forma protestaron por el pacto político con Benet y Lapid, que condicionó su entrada en el nuevo Gobierno a que los ultraortodoxos quedasen fuera de él, y a que el programa político incluyese una demanda clara en relación con la prestación del servicio militar por los jóvenes de este sector de creyentes.

También como protesta, el diputado del Judaísmo Unido de la Biblia Moshé Gafni rompió los textos de los acuerdos de coalición desde la tribuna de oradores y su correligionario Israel Eijler respondió al proclamar su voto "contra el gobierno del mal".

Agencias EFE, Reuters, AFP

y Ámbito Financiero

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