17 de febrero 2011 - 00:00

Desmanejo de Morales en Bolivia: aceleran ola de protestas. Mañana, paro

El Gobierno ensayó burocráticos mercados públicos para la provisión de, por ejemplo, azúcar, uno de los comestibles faltantes que irritaron en los últimos meses a los bolivianos, forzados a hacer largas colas.
El Gobierno ensayó burocráticos mercados públicos para la provisión de, por ejemplo, azúcar, uno de los comestibles faltantes que irritaron en los últimos meses a los bolivianos, forzados a hacer largas colas.
La Paz - Evo Morales no logra frenar el vendaval que él mismo desató al intentar sincerar, a fin de diciembre, de un modo abrupto, el precio de los combustibles. Ayer se repitieron en varias ciudades las protestas, algunas violentas, mientras la Central Obrera Boliviana (COB) convocó a una huelga general para el viernes.

El llamado a un paro de la COB coincidió con protestas contra el alza de los precios de combustible y alimentos, y la escasez de estos últimos, y tuvo lugar tras un cambio de gabinete dispuesto por Morales que no satisfizo las expectativas.

El martes, juntas vecinales -organizaciones barriales con alta capacidad de movilización que han sido funcionales a Morales muchas veces- llegaron hasta el Palacio Quemado, la sede del Gobierno, pidiendo y exigiendo el cambio de ministros.

El presidente indigenista relevó por la noche del martes a los titulares de Trabajo y de Cultura, y creó la cartera de Comunicación.

El ajuste de gabinete es «intrascendente e irrelevante» y el Gobierno debía más bien «replantear su política económica», según la diputada de oposición Adriana Gil. «La crisis económica está afectando el estómago de todos», evaluó por su parte Pedro Montes, líder de la COB, para justificar la huelga del viernes, que se complementará con una marcha desde la ciudad de El Alto, nicho electoral de Morales, hasta La Paz, 15 kilómetros en descenso. El nuevo ministro de Trabajo, el ex sindicalista y ex senador oficialista Félix Rojas, invitó ayer a la COB a un diálogo.

Morales, montado entonces sobre una popularidad del 60%, abrió en diciembre pasado la caja de Pandora al anunciar un alza de hasta un 82% en los combustibles.

De este modo, el izquierdista, acuciado por problemas presupuestarios y un mercado de hidrocarburos anclado, buscaba frenar la distorsión de precios generada por su propio intervencionismo.

La COB no representa una masa de afiliados ni una capacidad de movilización poderosa, aunque se suele subir al humor generalizado y logra exacerbar las protestas.

Recién tras las marchas encabezadas por las organizaciones barriales entre Navidad y Año Nuevo pasados fue que Morales dio marcha atrás con la impopular suba, que había disparado una inmediata inflación y un feroz proceso especulativo, con la consecuente escasez de alimentos, que se suma al alza de precios global. La marcha atrás, sin embargo, no logró retrotraer los precios a los niveles previos. El irregular mercado del transporte había llegado a subir los boletos hasta 150 por ciento en las ciudades de Oruro, Potosí y Cochabamba.

El alza de precios -que en enero generó una inflación del 1,29%- obligó al Gobierno a revisar su meta anual de inflación del 4% al 6%, objetivo que Gonzalo Chávez, analista y jefe de maestrías de la Universidad Católica, cree que tiene «pies de barro porque no se sustenta en un programa económico consistente».

Además, el Gobierno anunció periódicas miniapreciaciones de la divisa boliviana frente al dólar.

«La mano derecha neoliberal busca apagar el fuego de la inflación, en cuanto la mano izquierda populista le echa gasolina a la fogata donde se queman los salarios», comentó Chávez, en alusión a los desvaríos ideológicos de Morales.

Para acabar de completar el panorama, el Gobierno debe tomar una decisión sobre el salario mínimo que seguramente traerá más protestas. Morales anunció en reiteradas ocasiones que el aumento de salarios estará «por encima» de la tasa de inflación de 2010, que cerró en un 7,18%.

Justificación

Pero la COB en una de sus resoluciones para justificar la huelga propone negociar «un incremento de salarios sobre una base de 8.309 bolivianos (1.183 dólares) mensuales de la canasta familiar», es decir multiplicar por 12 el salario mínimo actual, que es de unos 96 dólares al mes.

«Un aumento salarial de dos dígitos sería nefasto (para la economía nacional) y desencadenaría una fuerte espiral inflacionaria», comentó el economista Armando Méndez, docente de la Universidad Católica de La Paz.

Como marco de la tensión que se vive en Bolivia, empresarios del transporte y choferes de Cochabamba cumplieron ayer un paro de 24 horas y se manifestaron para defender el incremento del 25% de las tarifas, argumentando que deben compensar el alza de los repuestos para los vehículos y alimentos.

Los transportistas apedrearon el edificio donde se encuentra la sede de la Federación de Juntas Vecinales y el sindicato de fabriles de Cochabamba, afines a Morales, y destrozaron sus oficinas.

En tanto, en Potosí (este) se cumplieron siete días de un paro de chóferes, mientras que en Oruro (este) y Santa Cruz (oeste) hubo nuevas protestas callejeras.

En cambio, los vecinos de Cotagaita, pueblo de la región de Potosí, suspendieron esta mañana el bloqueo que comenzaron el martes de una de las rutas del sur de Bolivia que comunican hacia la Argentina.

Agencias EFE, AFP y Ámbito Financiero

Dejá tu comentario