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Diálogos en Wall Street
Últimas noticias de los EE.UU.: ¿recesión en ciernes? ¿O sólo una recesión industrial? ¿Cómo reaccionará la Fed ante las novedades? De boca de Gordon Gekko, nuestro hombre en Manhattan, un relato pormenorizado de las vicisitudes más recientes.
Gordon Gekko: Mejor ahora, antes de tomar decisiones clave, que después de haberlas ejecutado. Estamos en el período de observación que sirve precisamente para detectar estos problemas a tiempo.
P.: ¿Puede la FED subir las tasas cuando tiene señales concretas de una posible recesión?
G.G.: Tampoco el ISM da para tanto.
P.: Pero está marcando un enfriamiento notable. El indicador no apuntaba una contracción desde 2009.
G.G.: En el mejor de los casos es una debilidad específica del sector industrial manufacturero. Y hoy en día no tiene el peso decisivo de antaño.
P.: ¿Es posible ignorarlo?
G.G.: Es posible tener una recesión industrial en EEUU y, a la par, una expansión de la economía en general. Ya lo vimos en los años noventa. Pero no sería inteligente ignorar el asunto. Es una mala noticia, aunque requiere una lectura más profunda. Así como decepcionó el índice, el renglón de empleo creció con mucha fuerza. Habrá que tener nuevas mediciones para separar la sustancia del ruido.
P.: Charles Evans, titular de la Fed de Chicago, dijo que preferiría postergar la suba de tasas. Y no lanzarla a mitad de mes como vaticinan los pronósticos.
G.G.: Correcto. Si por Evans fuera, esperaríamos todo el tiempo del mundo. Es el más blando de todos los presidentes de distrito (a excepción hecha de Kocherlakota, de Minneapolis, que aboga por tasas negativas).
P.: Sé que no representa la opinión del consenso dentro de la FED, pero, como usted dice, ¿no sería inteligente prestarle atención a esta novedad? ¿Cómo cree que reaccionará la FED?
G.G.: Tomará nota del percance. No lo dude. Está en línea con otros similares que, después de todo, llevaron a demorar la suba de tasas, originalmente pautada para junio, y luego para septiembre. Es una cuña incómoda.
P.: ¿Qué hacer? ¿Subir la tasa igual, porque la industria ya no es tan relevante? ¿O tomarse un tiempo adicional, ir por el camino seguro, aprovechando que la inflación no urge tomar una decisión?
G.G.: La pregunta es qué hay detrás de este parate imprevisto en la actividad manufacturera. Dos ingredientes: debilidad en la demanda global y, el factor más delicado, el impacto de un dólar fuerte en el mundo. La misma decisión de subir la tasa puede empinar al dólar mucho más. La cosa se complica porque no tocar las tasas cuando se lo ha anunciado -y cancelado- tantas veces transmite una noción de vulnerabilidad que puede enquistarse como una profecía autocumplida. Los mercados financieros son particularmente sensibles a la hora de construir sus expectativas.
P.: Los mercados emergentes sufren más por la agonía de un ajuste de tasas que nunca se concreta que por el hecho de la suba en sí. El drenaje de capitales no cesa...
G.G.: Es lo que plantea Raghuram Rahan del Banco de la India, y no le falta razón.
P.: ¿Cómo cree que se resolverá? La FED está atrapada en la propia urdimbre que fue tejiendo con su política de comunicación.
G.G.: La Fed no considera que demorar el inicio del ajuste de tasas de interés haya sido un error. Todo lo contrario. Son palabras de Stanley Fisher. Así que si toca levantar el pie del acelerador una vez más, lo hará sin arrepentimiento. Entienda que la apreciación del dólar es un camino diagonal de endurecimiento monetario. Lo que no creo es que alcance con esta mala lectura del ISM industrial para justificar esa decisión. Hay dos semanas por delante para reunir más evidencia, y constituir con ella una masa crítica. Si esto es todo, creo que la Fed preferirá seguir adelante conforme al plan que conocemos.
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