16 de septiembre 2014 - 00:00

El costo físico es claro

Cuando ya empieza el último recorrido hasta el cierre del tercer Rugby Champion-ship, el seleccionado argentino deberá ser inteligente en cómo administra la carga física y mental en un grupo que está peleando por encima de su categoría.

En los dos primeros torneos -se juega desde 2012- el punto de quiebre del equipo fue siempre en Australia. Llegaron allí con tres partidos en sus lomos, con el agotamiento de tanto viaje y presión. Como para entender el tema de los viajes hay que tener en cuenta que desde que empezó la preparación el plantel estuvo en Estados Unidos (cuatro vuelos), Catamarca (dos vuelos), Sudáfrica (cuatro vuelos), Salta (dos vuelos), Nueva Zelanda y Australia (diez vuelos). Hubo que luchar contra aeropuertos, la incomodidad de dormir en aviones -más allá de que los vuelos internacionales del Rugby Championship hayan sido en clase ejecutiva-, y los husos horarios

A esto hay que sumar el tiempo fuera de sus casas. Todo esto sin tomar en cuenta que los jugadores del interior del país deben trasladarse a nuestra Ciudad para cada encuentro. Sí, se les paga y bien. Pero el costo físico es claro y contundente.

En 2012 y 2013 fue en la Gold Coast y Perth que el andamiaje empezó a desarmarse. El sábado pasado, todo indicaba que se mantenía la tónica de las dos temporadas previas cuando Los Pumas parecían haber perdido la brújula. Si bien se pudieron mantener a tiro en el marcador en el primer tiempo, Australia fue muy superior en todo lo que hizo.

Para el segundo tiempo, todo parecía finalmente desplomarse cuando una recuperación de la mano de la frescura de un banco de suplentes que estuvo a la altura del partido hizo que terminara con Los Pumas apoyando dos tries (sumado al del primer tiempo una buena cifra) y cometiendo dos o tres errores sin los cuales el partido hubiera terminado, como mínimo, en empate. No hubiera sido justo, pero a este nivel no importa. Ganar es una obligación; empatar, una solución. En el caso de nuestro seleccionado, por el nivel de los rivales, perder lamentablemente es una costumbre.

Todos los rivales respetan a Argentina. Coinciden Wallabies, All Blacks y Springboks que el primer triunfo está más cerca de lo que queremos creer en nuestro país. Tanto Jean de Villiers como Richie McCaw, centenarios capitanes de Sudáfrica y de Nueva Zelanda, sólo piden que no sea contra sus equipos.

Por lo pronto, el 27 de septiembre, en La Plata, frente a los All Blacks, y el 4 de octubre, en Mendoza, ante los Wallabies, Los Pumas volverán a presentarse para darle cierre a la temporada jugando de local. Mucho dependerá de cómo descansen, se repongan del trajín y puedan reenfocarse desde lo físico y mental.

Si logran recuperarse, podrán ser un buen oponente para el seleccionado neocelandés que si gana con punto bonus volverá a coronarse campeón. Llegarán así a la última fecha en la que, como en años anteriores, tendrán una chance única. Más allá de las cuatro derrotas, el crédito en este equipo sigue abierto.

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