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El impacto colateral de la guerra EE.UU. con China
Por cierto, aumentar las barreras aduaneras para que entren menos productos importados sería contraproducente y, entre otras cosas, presionaría hacia un aumento de la "inflación", el IPC, al sustituir importados por productos nacionales más caros. Y la cosa no está para bromas. La "inflación" núcleo se disparó en marzo: 2,4% en CABA y 2,6% en la medición del IPC.
Y en esto podría impactar la guerra comercial entre China y EE.UU., bajando los precios en Argentina a costa de aumentar las importaciones. Trump está asustado porque el déficit comercial con China creció el año pasado 8%, hasta los u$s375.200 M. Aunque Beijing tiene otra versión: el superávit con EE.UU. es de u$s275.810 M, un récord pero menor (en u$s100.000 M) que lo calculado por Washington. El comercio con la primera potencia mundial generó el 65% del superávit comercial chino global.
Así, Trump ha empezado su guerra comercial contra China, pero sin toda la artillería. Según Standard & Poor's, los aranceles que aplicaría EE.UU. afectarían al 12% de los productos chinos, con lo que suena más a una estrategia negociadora cuyo objetivo es reducir el déficit en u$s100.000 M. Beijing contraataca donde puede hacer más daño. La agricultura generó más de 19.000 M en exportaciones hacia China en 2017. La segunda mayor partida son aviones comerciales, con 16.260 M, seguida por los automóviles, con 10.500 M. Estas tres categorías serían aranceladas por China en caso de que Trump acabe por oficializar esta nueva ronda de aranceles contra productos de alta tecnología chinos.
Así las cosas, el riesgo real de una guerra comercial es bajo y con poco impacto en Argentina, pero podría derivar hacia otro lado. Según Bloomberg, el gigante asiático no descartaría una futura devaluación del yuan, lo que impulsaría la exportación, aunque también conllevaría otros riesgos. Entre ellos estarían los relacionados con el pago de la deuda de las empresas locales y sus efectos devastadores en los mercados, como sucedió en el verano de 2015 y, además, alimentaría una respuesta más dura por parte de las autoridades estadounidenses.
Beijing, que había devaluado el yuan en varias ocasiones durante 2015 y 2016, se comprometió a no utilizar la guerra cambiaria. Pero desde la llegada de Trump a la presidencia de EE.UU., el yuan acumula una subida del 9% contra el dólar.
En fin, si resulta cierto, como informa Bloomberg, que las autoridades chinas estarían analizando el efecto del uso de la divisa como herramienta de negociación con EE.UU. y las implicaciones futuras de la devaluación de la moneda ante cualquier impacto comercial, lo cierto es que una devaluación del yuan contra un peso -ya sobrevaluado- provocaría una mayor inyección de productos chinos en Argentina.
(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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