2 de julio 2018 - 23:06

El peor cóctel para emergente: elecciones y el efecto Trump

• ARGENTINA FIGURA ENTRE LOS MÁS VULNERABLES POR SU DEPENDENCIA DEL FINANCIAMIENTO EXTERNO
Los triunfos populistas han inquietado a los inversores, mientras las tensiones comerciales potenciaron los temores. La salida de los fondos de los mercados emergentes no discrimina.

El peor cóctel para emergente: elecciones y el efecto Trump
Quienes creían que con solo el paraguas del FMI se apaciguarían los ánimos han pecado de cierta ingenuidad, por lo menos a la vista de los recientes acontecimientos. Es cierto que Argentina no se ha quedado atrás e hizo su aporte al desconcierto general. Pero es el contexto internacional el que sigue emitiendo señales de alarma sobre los mercados emergentes, de los cuales Argentina es uno más.

Los ruidos internos, las idas y vueltas del Gobierno en materia económica y política, y el enrarecimiento del clima doméstico, sin duda, potencian la debilidad de la macro criolla sobre otros pares. Por ello a la hora de liquidar posiciones en emergentes, los fondos de inversión globales priorizan, no solo a aquellos en los que ya alcanzaron interesantes rendimientos sino los mercados con mayor nivel de riesgo, como el argentino.

Basta con observar el comportamiento de los flujos de fondos internacionales en lo que va del año para visualizar porqué en los monitores de las mesas de operaciones de la banca de inversión impera el declinismo, o sea, la creencia de que todo tiempo pasado fue mejor. El monitoreo que realiza el IIF sobre los flujos diarios de carteras de no residentes en mercados emergentes da cuenta que tras el espectacular comienzo de año, la entrada de capitales empezó a perder fuerza, notoriamente a partir de abril, para luego transformarse en salidas netas de fondos.

La creciente aversión al riesgo se refleja en la reactivación de la "aspiradora" de capitales de EE.UU. que muestra como la huida de los inversores de mercados emergentes, incluso de varios desarrollados, busca refugio en los activos norteamericanos. Vale señalar que la tasa de interés de largo plazo en EE.UU. (rendimiento del bono del Tesoro a 10 años) inició el 2018 en niveles de 2,39% se elevó a mediados de mayo a 3,11% luego ajustó a 2,76% para operar en la actualidad opera en torno a 2,85%.

Ocurre que por un lado las batallas electorales, a nivel regional y mundial, han perturbado a los mercados pero a la vez surgieron señales de advertencia temprana del mundo económico. Un informe del IIF aporta el dato de que los índices de los gerentes de compras se desincronizan cada vez más, mientras los de EE.UU. mejoran, el resto sigue en franca caída, destacándose el fuerte retroceso en la eurozona. "Esta diferenciación refleja los cambios en los flujos de capital observados en las últimas semanas, incluidas las mayores asignaciones a los EE.UU. a expensas de otras regiones, sobre todo los mercados emergentes", explica el IIF. Todo ello en medio de un endurecimiento de las condiciones financieras, lo que constituye otro potencial obstáculo para el crecimiento.

El famoso vuelo a la calidad (fly to quality) no solo se reflejó en las crecientes compras en bonos del Tesoro de EE.UU. sino en el resto del menú de Wall Street. Es así como de la mano de las amenazas comerciales los inversores recalaron sus apuestas en toda clase de activos de EE.UU. de modo que ahora, del total de las carteras de fondos de inversión globales el 58% son activos norteamericanos siendo el nivel más alto desde 2016, o sea, antes de las elecciones presidenciales. Según datos de EPFR y IIF, los inversores inyectaron más de u$s40.000 millones a fondos de renta variable de EE.UU. y otros u$s8.000 millones a fondos de bonos de EE.UU. Desde abril, por el contrario, las negociaciones del NAFTA provocaron reembolsos de fondos dedicados a México y Canadá, revirtiendo una tendencia de fuertes entradas de capital de principios del año. Además en las últimas semanas fondos de mercados desarrollados también experimentaron salidas. Los retiros de acciones europeas, por ejemplo, ascendieron a u$s17.000 millones entre mayo y junio, y a pesar de un tono relativamente pesimista del BCE y la extensión del QE, los bonos europeos también sufrieron salidas de u$s8.000 millones. Mientras que desde abril, los fondos de bonos emergentes sufrieron salidas de u$s10.000 millones, el ritmo más rápido desde las elecciones en EE.UU. Durante este período, los rescates de u$s 9.000 millones de los fondos de renta variable emergente se han traducido en un ajuste de casi un punto porcentual de las asignaciones a las acciones de los mercados emergentes, que ahora son solo el 12,7% de los activos de los fondos de acciones globales.

Como si fuera poco las crecientes tensiones comerciales, inyectaron una mayor dosis de volatilidad y de creciente aversión al riesgo, prueba de ello es que el spread de un nivel de calificación "BBB" está ahora en su nivel más alto desde mediados del 2016. En tal sentido, los expertos han observado que las correlaciones van en aumento: en lo que va de año, la correlación de los rendimientos bursátiles entre las economías del G3 y de los mercados emergentes se ha incrementado, en parte, como reflejo del impacto del aumento de las tasas de endeudamiento en dólares a corto plazo y de las crecientes tensiones comerciales. Otra señal del efecto contagio lo da la creciente correlación entre 22 retornos clave de mercados emergentes que releva el IIF y que denota la pérdida de importancia de los factores idiosincrásicos. Otros indicadores, como el índice de correlación global de Morgan Stanley, también apuntan a correlaciones fuertes o crecientes entre regiones, dentro y entre clases de activos.

Los gestores de fondos internacionales, y sobre todo aquellos orientados a los emergentes, destacan en sus recientes decisiones de rearmado de carteras la influencia de la escalada de las tensiones comerciales, junto con la desincronización del crecimiento y el aumento del riesgo de contagio, y prevén que si el dólar se sigue fortaleciendo esto afectará aún más a los flujos de capitales hacia los emergentes. Tampoco gusta el avance de las fuerzas políticas populistas, como en los casos de Italia, Colombia y el de ayer de México y la confirmación de hombres fuertes en Rusia y en Turquía, y las transiciones políticas en Sudáfrica y España. En tal sentido, Argentina está en este radar electoral que miran los inversores.

Los analistas consideran que la turbulencia de los mercados emergentes junto a los recortes en las expectativas de ganancias, especialmente en América Latina, sugieren que el espacio para políticas económicas poco ortodoxas es muy limitado. Sin embargo, con el aumento del riesgo de contagio los inversores evidentemente están más dispuestos a reasignar capital a EE. UU. "En este momento, las conmociones populistas específicas de cada país podrían resonar en los mercados emergentes. A esta preocupación se suma el hecho de que las necesidades de financiamiento externo en 2018-1919 han aumentado en comparación con las necesarias para 2012-2013 en algunos de estos mercados emergentes: Turquía, Colombia, Sudáfrica, Rusia e Indonesia (Argentina está entre los más vulnerables)."Con el riesgo político y el populismo en aumento, los inversores pueden ser particularmente sensibles a los resultados hostiles al mercado", advierten los analistas del IIF.

Lo cierto es que los datos muestran cómo se están yendo los capitales de los emergentes para recalar en la seguridad del "AA" de EE.UU. A la hora de salir, la mayoría de los fondos no discrimina, toma ganancias o más bien, ahora recorta potenciales pérdidas. Argentina, está en el ojo de la tormenta.

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