La opulenta maquinaria profesional que implica Roland Garros puede ofrecer un marco ideal para el inicio de una carrera, como el caso del correntino Leonardo Mayer, quien ayer derrotó al estadounidense James Blake, número 15 del mundo, o para el retiro definitivo del circuito, como los casos del ruso Marat Safin y del francés Fabrice Santoro, quienes eligieron el certamen parisino como broche de oro para sus carreras.
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«Fue una forma terrible de terminar», se sinceró Safin consumada la sorpresiva derrota ante el local Josselin Ouanna (134º) por 7-6, 7-6, 4-6, 3-6 y 10-8.
Otro tenista que también aprovechó el imponente escenario del segundo Grand Slam de la temporada para colgar su raqueta fue Santoro, luego de 20 años de presencia ininterrumpida en Bois de Boulogne. «Tengo la sensación de que di vuelta una página. En mayo le pondré punto final a mi carrera, en el Masters 1000 de París», anticipó con melancolía el francés, quien en 2001 fue número 17º del ranking, su mejor puesto. Hoy es número 41.
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