27 de octubre 2015 - 00:39

En Brasil reajustan los pronósticos por balotaje

• LOS ECONOMISTAS BRASILEÑOS RECONOCIERON SU SORPRESA.
• AHORA NO CREEN QUE EL GANADOR LEVANTE EL CEPO TAN RÁPIDO.

Dilma Rousseff
Dilma Rousseff
El balotaje también sorprendió a los analistas brasileños que, si bien lo contemplaban como un escenario posible, no de la manera en que se dio. El virtual empate lo califican como un "shock", sobre todo frente a las encuestas que les indicaban una diferencia de al menos 8 puntos a favor de Daniel Scioli.

Ayer los informes que los economistas de los principales bancos de Brasil enviaron a sus clientes destacaban no sólo la performance alcanzada por Mauricio Macri, principalmente en Buenos Aires y en las provincias del noroeste, sino el rol protagónico que tendrá el tercer candidato, Sergio Massa, en el desenlace de la segunda vuelta y en el futuro del peronismo.

A diferencia de lo que ocurre normalmente en el Congreso brasileño, los analistas paulistas y cariocas no esperan bajo la nueva composición del Poder Legislativo argentino una oleada de casos de "borocotización", más allá de algunos marginales. Pero destacan que la pérdida de capacidad para establecer quórum en la Cámara baja por parte del partido gobernante (FpV), más allá que ostente la mayoría en el Senado, obligará a quién gane a hacer alianzas para aprobar leyes. Quizás desde San Pablo y Río de Janeiro hacen una lectura errónea en cuanto a considerar que de cara al futuro, si Macri gana con el apoyo de Massa, éste quedaría mejor posicionado para liderar a los peronistas.

Aunque ayer los mercados de bonos y acciones reaccionaron muy positivamente a los resultados de las elecciones, los analistas brasileños nos soslayan el tenor de los desafíos para quien gane. A la hora de detallar la herencia económica destacan: una economía en estanflación con un tipo de cambio sobrevaluado, bajas reservas internacionales (netas en torno a u$s 5.000 millones), un déficit fiscal de 6 puntos del PBI y una serie de controles de cambio, además de la disputa legal con los holdouts.

Pero quizás el cambio más notorio en relación con los informes distribuidos meses atrás, es que bajo un escenario de Macri-Presidente, vislumbran un ajuste del tipo de cambio real más rápido como más probable (acompañado también de una contracción monetaria más pronta). Sin embargo, advierten que no contemplan una corrección completa del tipo de cambio a un valor de equilibrio en el corto plazo, fundamentalmente, por los costos económicos, por lo que incluso bajo un Gobierno de Macri algunos controles podrían mantenerse durante unos meses.

Con referencia al conflicto con los fondos buitre, la visión brasileña es que un acuerdo no sería inmediato a pesar que sus repercusiones en los flujos de capitales a la Argentina permitirían un retiro completo de los controles cambiarios. A la hora de pronosticar cómo será la economía argentina en 2016 proyectan un bajo nivel de actividad con una inflación subiendo en el margen, y en función a los probables ajustes macroeconómicos post-electorales el 2016 será recesivo.

Para el interés de los exportadores brasileños les reajustaron las estimaciones sobre el tipo de cambio en la Argentina que contemplan en 2016 una depreciación nominal cercana al 60% y del 20% en términos reales. Lo cual obligará a aplicar una política monetaria más contractiva para contener el impacto inflacionario y la demanda de dólares (projectan una inflación del 35% y una tasa Badlar en 36% a fin de 2016). Todo esto teniendo en cuenta que el contexto internacional será menos benevolente el año que viene, con precios de commodities más bajos, incertidumbre en China, recesión en Brasil y depreciación acentuada del real. De ahí que los brasileños esperan que los ajustes precisarán ser menos graduales de lo que pretenden los economistas ligados a Scioli y Macri.

Vale señalar que mientras continúa la crisis política que jaquea al Gobierno de Dilma Rousseff, el consenso de los analistas esperan en el caso brasileño un 2016 con más inflación (+6%), una caída del PBI de casi un 1,5% y un dólar en torno a los 4,20 reales a fin de año.

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