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En su primer día, Cameron impuso un recorte del gasto de 7.000 M de euros
• SE QUEJÓ DE LA «HERENCIA» QUE DEJÓ EL LABORISMO.
• SU MINISTRO DE FINANZAS LLAMÓ A «ARREMANGARSE»
Decidido a poner bajo control un déficit fiscal que se eleva a casi el 12% del Producto Bruto Interno (PBI), anunció un recorte inmediato del gasto público de 6.000 millones de libras, 7.020 millones de euros.
El gesto fue valorado por los mercados, puesto que durante la campaña electoral los «tories» habían abogado por un rápido plan de ajuste, en oposición a lo sostenido por los laboristas y los «lib dem» de aguardar a que la economía comenzara a recuperarse para no abortar el rebote.
«Ningún Gobierno en la era moderna ha recibido esta terrible herencia económica» que dejó la administración laborista de Gordon Brown, dijo Cameron ante la prensa en la residencia del primer ministro en Londres, en Downing Street 10. «Sabemos que habrá decisiones difíciles por delante», añadió durante una conferencia de prensa junto a su nuevo socio político, el liberaldemócrata Nick Clegg.
«Necesitamos reconstruir no solamente las finanzas públicas, sino que también necesitamos reconstruir la economía británica sobre unos cimientos nuevos y estables fuera de los escombros de la vieja economía», dijo por su parte Clegg. Los analistas notaron que éste abandonó su idea de posponer el ajuste del gasto que en ese punto cedió a lo planteado en el programa «tory».
En tanto, el ministro de Finanzas, George Osborne, declaró que «va a haber una aceleración significativa en la reducción del déficit presupuestario estructural».
«Ha llegado el momento de arremangarse y sacar este país adelante», aseguró el ministro, quien a la vez prometió trabajar en pos de una «economía que funcione para todos».
Osborne afirmó que reformará el sistema impositivo «para que sea más justo para las personas con ingresos menores y medios».
«Vamos a llevar a cabo reformas estructurales a largo plazo del sistema bancario, en educación y en bienestar para que tengamos una economía que funcione para todos», manifestó.
Renuncia liberal
En materia impositiva, los liberaldemócratas de Clegg, minoritarios en la coalición, aceptaron renunciar a su plan de aplicar un impuesto especial a las propiedades inmobiliarias valoradas en más de 2 millones de libras (2,34 millones de euros).
Pero a cambio, los conservadores no insistirán ya en su plan inicial de elevar el umbral del llamado impuesto sobre la herencia, que muchos habían criticado como un favor a los ricos.
Ambos partidos acordaron aumentar de modo «sustancial» la exención fiscal para las personas de menores ingresos a partir de abril del año que viene y se fijaron como «objetivo a más largo plazo» la elevación del umbral hasta 10.000 libras (11.700 euros).
Los «tories» aceptaron la propuesta liberaldemócrata de imponer un gravamen a los aviones -y no a los viajeros-, y hay además un compromiso de ambos partidos de introducir un nuevo impuesto para los banqueros además de actuar «enérgicamente» contra las «primas inaceptables en el sector financiero».
Obra postergada
Entre las medidas de contención del gasto se destaca el abandono del polémico plan de construcción de una tercera pista en el aeropuerto londinense de Heathrow.
Dicho proyecto incluía la construcción de una sexta terminal, según lo estipulado por el Gobierno saliente en enero del año pasado.
Dicha iniciativa continuó siendo respaldada por los laboristas, pese a la férrea oposición de los grupos ecologistas, los propios conservay liberales, del alcalde de Londres, Boris Johnson, y de los ayuntamientos locales, próximos al aeropuerto.
Se preveía que esa nueva pista podría estar operativa para 2020 y permitiría incrementar la capacidad de Heathrow en casi un 50%.
Además, la coalición, la primera que gobierna el país en 70 años, descartó la construcción de nuevas pistas en los aeropuertos de Stansted y de Gatwick.
Los interrogantes pasan ahora por las consecuencias del ajuste sobre una economía aún muy débil. De hecho, el PBI creció apenas un 0,2% en el primer trimestre.
En ese sentido, estimaciones del Banco de Inglaterra (central) indican que la inflación se ubicará en el año por debajo de la meta oficial del 2%, incluso si las tasas de interés se mantienen en su mínimo histórico y el nuevo Gobierno no implementa un ajuste extra, algo que, se descuenta, no será así.
De hecho, el gobernador del banco central, Meryvn King, apoyó los planes de austeridad del nuevo Gobierno al afirmar que las turbulencias en la zona euro habían aumentado la urgencia de la consolidación fiscal.
«La crisis financiera está lejos de terminarse», afirmó King en una conferencia de prensa después de la publicación del informe trimestral de inflación del banco central. «La crisis bancaria se ha convertido en una potencial crisis de deuda soberana», agregó.
Agencias EFE, Reuters, DPA y AFP
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