El policial negro alcanzó, en los años 40, una de sus cumbres más destacadas en Hollywood, y en ese universo de propuestas sorprendentes, vale la pena ver «El beso de la muerte». El protagonista es un ladrón de poca monta que es atrapado por la policía cuando roba una joyería. Pese a las presiones del fiscal, el ladrón prefiere ir a la cárcel, confiando en la camaradería de sus socios. Tres años después, se entera del suicidio de su esposa, de la suerte de sus hijas y de la traición de sus amigos, y decide que es el momento de volver a hablar con el fiscal. Su colaboración con la ley le dan una nueva oportunidad, pero entonces se le pide un último favor para atrapar a un asesino psicópata (un excepcional Richard Widmark en su debut cinematográfico). A partir de allí, su vida se vuelve un infierno, al que deberá encontrar una salida.
H.M.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Dejá tu comentario