26 de diciembre 2013 - 00:00

Francisco clamó por todos los que sufren en su primera Navidad

Francisco, el papa argentino, ayer frente a una multitud en la Plaza de San Pedro, en su primera Navidad como sumo pontífice. El romance entre él y los fieles permanece intacto pese a las resistencias a sus reformas en sectores de la Curia.
Francisco, el papa argentino, ayer frente a una multitud en la Plaza de San Pedro, en su primera Navidad como sumo pontífice. El romance entre él y los fieles permanece intacto pese a las resistencias a sus reformas en sectores de la Curia.
Ciudad del Vaticano - El papa Francisco reclamó ayer, en el primer mensaje navideño de su pontificado, el fin de las guerras en Siria y África, y recordó a los inmigrantes y a los desplazados.

Desde el balcón de la logia central de la Basílica de San Pedro, pronunció la tradicional bendición "Urbi et Orbi" ("A la ciudad y al mundo") que comenzó con un saludo en italiano: "Hermanos y hermanas de todo el mundo: ¡Feliz Navidad!".

En sus palabras, el primer papa latinoamericano pidió que "se garantice el acceso a la ayuda humanitaria" para Siria. "Los niños son las víctimas más vulnerables de las guerras", denunció.

"Sigamos rezando para que el pueblo sirio se vea privado de sufrimiento", dijo Francisco ante una multitud de 700.000 personas que desafío el frío para festejar con él su primera bendición navideña como jefe de la Iglesia Católica. "Demasiadas vidas destrozó en los últimos tiempos el conflicto en Siria, generando odios y venganzas", reconoció el Pontífice, que le dedicó en septiembre una jornada mundial de oración cuando parecía inminente un ataque estadounidense a ese país.

También se refirió a las tensiones que "amenazan la pacífica convivencia" del joven Estado africano de Sudán del Sur, donde la ONU volverá a desplegar sus tropas en algunas ciudades ante los enfrentamientos entre el Ejército y los rebeldes; e imploró para que reine la paz en la República Centroafricana, "a menudo olvidada por los hombres"

El papa jesuita, que desde el inicio de su pontificado ha fijado una posición firme en contra de los conflictos armados en el mundo, solicitó que "sanen las heridas de Irak, golpeado por frecuentes atentados" y que se llegue a un acuerdo en las negociaciones entre israelíes y palestinos.

Francisco, además, instó a los creyentes y no creyentes a trabajar por la paz. "La paz alcanzada no debe ser de fachada, que esconda luchas y divisiones. La verdadera paz no es un equilibrio de fuerzas opuestas", advirtió. "La paz es compromiso cotidiano, es artesanal. Se logra contando con el don de Dios", clamó.

El Papa, que eligió la isla de Lampedusa como su primer viaje en Italia, pidió a Dios "que los emigrantes, que buscan una vida digna, encuentren acogida y ayuda".

"Que no asistamos de nuevo a tragedias como las que vimos este año, con los numerosos muertos en Lampedusa", agregó (ver pág. 13).

Desde el balcón donde apareció por primera vez tras su elección como sumo pontífice, en marzo pasado, Francisco recordó además a los refugiados y desplazados, especialmente en el Cuerno de África y en el Congo, y denunció la trata de seres humanos, que calificó de delito contra la humanidad.

"Niño de Belén, toca el corazón de cuantos están involucrados en la trata de seres humanos, para que se den cuenta de la gravedad de este delito contra la humanidad", clamó el pontífice latinoamericano.

"Que se convierta el corazón de los violentos, allá donde se encuentren, para que depongan las armas y emprendan el camino del diálogo", insistió.

Agencias AFP, EFE ANSA y DPA

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